jueves, 22 de octubre de 2009

IV

Últimamente he ingerido demasiados demonios

he practicado por los alambres,

alambres que quemaban mi corazón

y ungúentaban mi conciencia

Conciencia dormida o muerta

me da lo mismo.

Pero no sufro

ya que todo retorna

y los cuentos de oro

habrán de convertirse en realidades de un día.

Volveré a mi y la demencia retornará al antiguo sentido

de las charlas alrededor del fuego

entre las gárgolas del templo.

La luz está muda, ahora,

cuando resuena sin estrellas.

Y el campo se vuelve un papel orgánico

para desmenuzar la pequeña historia

del miedo a lo inmenso.