sábado, 18 de abril de 2015

Retirada de la calle.



Entre aromas de jazmines crecí.
Arropado por un cuento volé 
Con amigos que inventaba jugué 
Y mirándome al espejo soñe
En las calles de la vida aprendí 
Todo código de barrio aprobé 
Encontrándome un sentido entendí 
Que la única verdad es vivir 
En la esquina de la vida ensaye 
Despedidas de un amigo que llore 
Cuando vi que sonreías reí 
Descubrí en tu mirada una razón 
Existe el alma al soñar 
Solo canta 
Sentir que puedes volar 
Al crecer 
Si al descubrir ese niño encontras 
El desván de inocencias ya perdidas 
Ocultándose en rincones de tu vida 
Que renacen pero solo en esta esquina 
Evoca al cantar la despedida 
Mil relojes que jugando a la escondida 
Cuando el tiempo nos sugiera una salida 
Un murguista desde un niño nacerá 
No habrá palabras que lleve el viento 
Será la brisa que escribirá 
Del amor en otro carnaval 
Y la farsa será más delirante 
Más bohemia cuando canten los Asaltantes 
Clarinadas entonadas con la vida 
Que prometen encontrarte una vez más 
Versos que vierten serpentinas y antifaces al pasar 
Por esta esquina de febrero que en el alma encontraras 
Aunque no exista un Dios 
Aunque no exista una razón 
Será un milagro que Asaltantes siempre pueda renacer 
No en vano recordar que siempre habrá un lugar 
Llenado con la magia del que ya no esta 
Leyenda al suspirar, misterio a cautivar
Eternamente vivir 
Al son de un carnaval, un prado, un rosedal, un cerro que desposa 
El encanto del amor de un río por besar playas hermosas 
La ciudad se despertó, mágico mundo de sueño y ficción 
Que a las esquinas le dieron sentido 
Si va encontrando su calma y va mermando el latido 
Si vuela un verso perdido que llegara al corazón 
Del engendro de las Diosas que al transformarse en estrellas 
Será en su luz la mas bella si un Asaltante canto 
Yo reviví, su canto reviví el día que di luz a versos que aprendí 
Desde entonces un poeta soy si el febrero a de venir 
Me ilumino con ese corazón mis sueños devolvió Cachela me hechizo 
Desde entonces hablo de ilusión y voy viviendo así mi carnaval
Para vivir la fantasía de este mundo hay que sentir 
Para sentir es necesario verte siempre sonreír 
Al sonreír no existen penas que se puedan resistir 
Y es la alegría que invade el existir 
Y nos abriga ante los golpes de la vida 
Para vivir que tu mirada este fijada en que vendrá 
Y lo vivido solo historias a contar 
Cuando al reír logras llorar 
Y al confundir nuestras muradas más que empañadas por un posible adiós 
Será ese silencio que retumba entre los dos 
Despedidas que te prometen volver y hablan de renacer 
Se marchan los Asaltantes dejando tu canto en tu voz 
Serpentinas surgen de mi corazón al bajar el telón 
Y explota la batería se termino la función 
Ecos del adiós 
Fin de una nueva fantasía 
Rezo hecho canción 
Credo de murga y despedía 
Que marca huellas al camino 
Orando a reinos de ilusión 
Ser Asaltantes Don Divino 
Que al son 
De una marcha camión podrás 
Verlos renacer

martes, 7 de abril de 2015

¿Cómo puede doler tanto caminar? Werner Herzog


Un único pensamiento omnipresente: irse de acá. Las personas me dan miedo. Nuestra Eisner no debe morir, no va a morir, yo no lo permito. No morirá, no. No ahora, no lo tiene permitido. No, no va a morir porque no está muriendo. Mis pasos son firmes. Y ahora tiembla la tierra. Cuando yo camino, camina un bisonte. Cuando descanso, reposa una montaña. ¡Cuidadito! No lo tiene permitido. No lo hará. Cuando llegue a París, ella estará con vida. No será de otra manera porque no está permitido que lo sea. Ella no tiene permitido morir. Más tarde ta vez, cuan nosotros lo autoricemos. ** En mi mano sentía aún la pequeña mano de mi pequeño hijo, esa rara manito en la que el pulgar se deja doblar en contra de la articulación de manera tan peculiar. ** Sólo si fuera una película creería que todo esto es real. ** Tras estos pocos kilómetros a pie sé que no estoy cuerdo; la certeza me viene desde las suelas. ** Un chico con campera, increíblemente triste, toma Coca atascado entre dos adultos. ** Afuera, en el frío, las primeras vacas; eso me emociona. ** Cuervos vuelan hacia el este, con el sol bien bajo por detrás. Campos pesados y húmedos, bosques, mucha gente a pie. Un ovejero echa vapor por el hocico. Alling, cinco kilómetros. Por primera vez, miedo a los autos. ** ¡No, negativo! ¡Los cuervos, que hagan lo que quieran! ¡No voy a mirar ahora! ** Los adolescentes en sus ciclomotores avanzan sincrónicamente hacia la muerte. ** A la memoria me vienen nabos no cosechados, pero juro por Dios que no hay nabos sin cosechar a mi alrededor. ** La zona que atravieso apesta a rabia. Si estuviera sentado en uno de los silenciosos aviones que pasan por acá arriba, en una hora y media llegaría a París. ** Hasta qué punto nos hemos convertido en los autos en los que vamos sentados es algo que se ve en las caras. **Un campo de trigo no cosechado, invernal, ceniciento., que crepita, y sin embargo no hay viento. Es un campo llamado Muerte. Encontré en el piso un pedazo de papel artesanal blanco, empapado de humedad, y lo levanté, ávido por poder leer algo en la cara que estaba apoyada sobre el campo mojado. Sí, estaría escrito. Ahora que el papel está vacío, ninguna decepción. ** La curiosidad me lleva al lugar correcto. ** (...) cuido cada movimiento como un animal, y creo que también tengo pensamientos de animal. ** Le dije que su perro me gustaba más que él. ** A la entrada del pueblo vi una vieja chiquita de piernas curvas con la demencia grabada en el rostro. ** Una bruma fría se aleja de los sembradíos agrietados. Dos africanos caminaban adelante mío, enfrascados en su conversación y haciendo ademanes bien africanos. ** El camino se hace largo. ** Oigo al pasto, pero no lo veo. ** Philipp escribía palabras en la arena delante mío: mar, nubes, sol, luego una palabra inventada por él. Nunca hasta ahora le ha dicho jamás a nadie ni siquiera una sola palabra. En Pestenacker la gente me parece irreal. ** Álamos flacos y deshojados, un cuervo vuela aunque le falta un cuarto de ala, eso anuncia lluvia. ** Las nubes avanzan en mi dirección. Dios mío, qué pesados están los campos por la lluvia. ** Acá hay pegado un anuncio de que mañana se cortará la electricidad, pero en cien metros a la redonda no se ve nada eléctrico. Lluvia. ** No vida, salvo eso. Estuve parado infinitamente en la carnicería, con pensamientos asesinos. ** La moza en la taberna entendió todo de una sola mirada; eso me hizo bien, ahora me siento mejor. ** A partir de este punto me quedo sin mapa. ** Al mirar por la ventana había un cuervo sobre el techo de enfrente, sin moverse y con la cabeza inclinada en la lluvia. Mucho más tarde seguía en el mismo lugar, inmóvil y congelándose, solitario y silencioso con sus pensamientos de cuervo. Me corrió por dentro un sentimiento fraternal y la soledad llenó mi pecho. ** Cuando me acerco, los poblados se hacen los muertos. ** ¿Cómo puede doler tanto caminar? Werner Herzog [Del caminar sobre el hielo; Entropía, 2015]