sábado, 30 de julio de 2011

Obra de Delara Darabi.










Prisionera de los colores :Delara Darabi.


Delara Darabi, pintora y poeta iraní, fue ejecutada el año pasado en la prisión de Rasht, en el norte de Irán. De nada sirvió la campaña internacional para salvar su vida. Fue detenida en 2003 junto a su novio, acusada de asesinato. Tenía entonces sólo 17 años. En un primer momento, se autoinculpó para salvar a su novio de la horca, persuadida por éste, y en la creencia de que al ser menor de edad no la condenarían a muerte. Después se retractó y durante sus años de cautiverio mantuvo desesperadamente su inocencia.


Durante sus años de cautiverio, Delara expresó sus emociones a través de la pintura y la poesía, cambiando totalmente de registro con respecto a obras realizadas con anterioridad. Su pintura pasa a ser de un impresionismo colorista, alegre y cándido a un expresionismo tan feroz y duro como la angustia que debió sentir durante esa larga espera en el corredor de la muerte.
Leopoldo Lugones: Tan fue así que, en 2007, intentó suicidarse cortándose las venas de las muñecas. Una compañera de prisión dio la voz de alarma y no logró su objetivo. Este hecho lo expresaría en una de sus obras de forma totalmente explícita, aunque también podemos intuir ese episodio traumático en sus pinturas más abstractas.

Realiza sus cuadros, a menudo, con los dedos y las uñas, usando pintura negra (carbón) para expresar su desgarro y la soledad en sus sombríos días de encierro. La cárcel no sólo la priva de su vida, sino también de los colores, a los que sólo tiene acceso en contadas ocasiones.
Leopoldo Lugones: Y cuando puede hacerlo, usa con frecuencia el color rojo sangre como único contraste con el blanco y el negro. Ella se llamó a si misma “prisionera de los colores” por su amor a la pintura. Sus figuras, emergiendo como espectros en la noche, reflejan el sufrimiento, la desesperación y la muerte. Y sus pinturas más abstractas se parecen demasiado a una herida abierta. Toda su obra es un puro grito de dolor. Es el reflejo del infierno vivido.



martes, 26 de julio de 2011

A medio paso de tu amor. Fito Páez


Me fui saliendo del lugar estábamos ahí
te dije que algo andaba mal podía ser el fin
que triste, triste, triste estas
niñita en tu jardín
a medio paso de tu amor, tan solo me perdí
y no hay nadie en el espejo que me pueda responder
no hay nada en ningún lado y eso lo sabes muy bien
por eso lo que amamos lo volvemos a perder
Y cuando lima fue paris no sé si lo soñé
a medio paso de tu amor llego el amanecer
espero que no entiendas mal, amar es amare
a medio paso de tu amor ayer perdí la fe
no hay nadie en el espejo que me pueda responder
no hay nada en ningún lado y eso lo sabes muy bien
por eso lo que amamos lo volvemos a perder
entonces lo que amamos lo volvemos a perder
Me fui saliendo del lugar estábamos, estábamos ahí
te dije que algo andaba mal podía ser el fin



London town. Fito Páez



Te perdiste en el huracán
viste cómo son las cosas
te aferras, te aferras, te aferras y el viento te lleva igual
que los dioses te pretegan donde vayas
y que tus santos te cuiden en el mar...

El olvido no perdona,
viste cómo son las cosas
del polvo venimos, andamos, después todo al polvo va
yo no creo en volver a mpezar...

Lo que un día ví
no lo veo más
veo una serpiente, amarilla violenta
se muerde la cola

Tanta estúpidez, tanta vanidad,
y lo que fue hermoso nunca más ya lo será
Llueve y está gris
el sol ya vendrá,
casi siempre está nublado en London Town...

Y así se pasan los años,
viste cómo son las cosas,
volvemos, volvemos, volvemos, al fin al mismo lugar,
mientras tanto fumo un faso en Londown Town

Ella dice que está bien, él dice que está mal,
no se cansan nunca de actuar, de actuar,
ésa misma pena

Tanta estipidez, tanta vanidad,
y lo que fue hermoso
nunca más ya lo será
Llueve y está gris, el sol ya vendrá...

Buena suerte nena
desde... London Town

Vélocipède de la Compagnie parisienne. Charles BARENNE


El gran lazo de la blusa de la emperatriz Eugenia, una nueva adquisición del Museo del Louvre


El gran lazo de la emperatriz Eugenia, de un interés histórico capital, es también una excepcional obra maestra de joyería francesa, que ilustra plenamente el estilo del Segundo Imperio, en particular el gusto por la pasamanería. Desde septiembre de 2010, esta joya fuera de lo común ha encontrado un lugar perfecto en el Museo del Louvre.



Gran lazo de la blusa de la emperatriz Eugenia / Créditos: Christie's Images Ltd. 2008

El gran lazo de la blusa de la emperatriz Eugenia estaba en manos privadas en los Estados Unidos, a raíz de la dispersión en 1887 de las Joyas de la Corona. En 2008, el Museo del Louvre ultimó su adquisición por una suma de 6,72 millones de euros, gracias a la preciada participación de los mecenas de la Sociedad de Amigos del Louvre. Esta extraordinaria obra maestra de la joyería parisina del siglo XIX ha regresado a las colecciones nacionales en septiembre de 2010.

El lazo, engalanado de adornos laterales de pasamanería, está compuesto de 2 634 diamantes, de los que 196 son rosas y 2 438 brillantes, con un total de más de 140 quilates. Constituía en su origen el elemento central de un suntuoso cinturón, libremente inspirado en el arte de la pasamanería, encargado en 1855 para la emperatriz por Napoleón III al joyero François Kramer.

En 1864, a petición de la soberana, el cinturón fue desmontado y solo la pieza central, verdadera hazaña de engastador, fue reservada para ser adaptada en broche para una blusa. Este se convirtió en una de sus joyas preferidas. Al igual que la reina María Antonieta y la emperatriz Josefina que le precedieron, a la emperatriz Eugenia le gustaba transformar sus joyas para componer nuevos adornos. Patrimonio artístico al igual que simbólico, las piedras de la corona, que tuvieron un agitado destino, eran del agrado de las modas, integradas en nuevas joyas, adornos y coronas de soberanos.

El escritorio de la Reina María Antonieta vuelve a Versalles


Este escritorio, obra maestra del genio ebanista Jean-Henri Riesener (1734 –1806), que data de 1783, reconocido como «obra de gran interés patrimonial», acaba de comprarlo el Estado para el Palacio de Versalles, volviendo así a su lugar de origen.



El escritorio sorprende por la elegancia de sus proporciones. / Créditos: Palacio de Versalles, Christian Milet

Este escritorio, obra maestra del genio Jean-Henri Riesener (1734 –1806), el favorito de María Antonieta, había desaparecido de las colecciones reales desde la Revolución Francesa.

De absoluta perfección en su ejecución, el escritorio sorprende por la elegancia de sus proporciones, el refinamiento de su chapeado en madera noble, sin olvidar, por supuesto, la calidad de su decorado en bronce dorado a la antigua o con motivos florales, que revelan perfectamente el buen gusto de la Reina. Fue entregado al Guardamuebles de la Reina para el dominio de Trianón, destinado en particular, a una de las habitaciones de la Casa de la Reina, en su Aldea.

Este conjunto de chozas de estilo normando, construido por Richar Mique a partir de 1783, con un aspecto voluntariamente modesto en el exterior, reservaba en el interior la sorpresa de un decorado y un mobiliario lujosos. Del mismo modo, este salón estaba amueblado con cuatro magníficas rinconeras también de Riesener, que se conservan hoy en día en varios museos americanos. Este preciado mobiliario fue vendido y repartido durante la Revolución Francesa.

El escritorio de María Antonieta, que no podrá volver a colocarse en la Aldea, se presentará en el Gabinete Dorado de la Reina. El Palacio de Versalles persigue la política que emprendió tras la última guerra: re-amueblar su palacio. Esta adquisición se ha hecho posible gracias a las disposiciones fiscales de la ley de 1 de agosto de 2003 sobre el mecenazgo, las asociaciones y las fundaciones. Estas disposiciones crean condiciones favorables para la entrada a las colecciones públicas, gracias al mecenazgo de empresa, de obras de gran interés patrimonial, título reconocido por la Comisión Consultiva de los tesoros nacionales.

La double vie de Veronique

lunes, 25 de julio de 2011

Abelardo Castillo nos recomienda leer


“Cuentos”, de Edgar Alan Poe, naturalmente, porque está vinculado a mi literatura pero además porque está vinculado a mí desde la infancia y porque considero que es uno de los grandes escritores de lengua inglesa. Tal vez no un gran poeta, y en eso tenía razón Borges, aunque ha escrito grandes poemas, pero sin duda es uno de los escritores más brillantes.
“Obras escogidas”, de Pablo Neruda. “Cuando descubrí a Neruda, descubrí sobre todo al poeta de ‘Residencia en la Tierra’”.
“Obras completas”, de Roberto Arlt.
“Los hermanos Karamazov”, de Fiodor Dostoievski.
“El Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes Saavedra: “Es la último que estuve hojeando. Ya voy nuevamente por la segunda parte, el encuentro entre Sancho y su mujer es uno de los momentos más irresistiblemente cómicos de la obra”.
“La Nausea”, de Jean Paul Sartre. "Uno de esos libros a los que vuelvo siempre”.
“La muerte de Ivanich” y “La Guerra y la paz”, León Tólstoi.
“El castillo”, de Franz Kafka.
“La divina Comedia”, del Dante. “Obra de la que debo tener unas diez ediciones distintas: en castellano, en italiano”.


Domingo Celeste !!! Vamo arriba la celeste !!!










jueves, 21 de julio de 2011

Collage


Yo soy un vicio más.
En tu vida soy un vicio más.
¿Por qué no me dejás,
si es qué soy tan sólo soy un
vicio?
Tu vicio.

Yo soy un vicio más.
En tu mente soy un vicio
más.
No me podés dejar
porque soy tan sólo un vicio.
Tu vicio.








Does He Love You? - Rilo Kiley



Toma dos blues




Un… dos… tres… va…
Se va el tren,
se va lejos,
muertos hay en la estación

No estoy solo, no,
si me dejas,
estoy vivo
si me voy

Veo el sol
sobre los techos
y estoy con vos
y estoy con vos

miércoles, 20 de julio de 2011

SUI GENERIS - EL CHICO Y YO (SINFONíAS PARA ADOLESCENTES)



No sé si entenderás

Qué es lo que siento yo

Debajo de esto hay alguien que no creció.

Puedo recordar

Cuando éramos felices.

¡Yo quiero ser chico y jugar!



No sé si entenderás que no me gusta hoy.

Y que mañana es vacío y decisión.

No quiero que me digan

Que no estoy dibujando.

¡Yo quiero correr y jugar!



Siempre fue así,

Hoy no lo sé,

Siempre será...



No me interpretes mal,

Me gusta este momento.

Pero pronto desaparecerá.



Y si podés aún sentarte a escucharme

Te voy a agradecer que puedas ayudarme.

¡Qué tímido que es el tiempo por ahora!

Yo quiero volver a jugar.

Yo quiero correr y jugar.

Como un chico ser y jugar.

Yo quiero correr y jugar.

martes, 19 de julio de 2011

# él




Y aunque sé, que puedo estar sin vos.
Cómo hacer, que quiera estar sin vos.

Y aunque sé, que puedo estar sin vos.
Cómo hacer, que quiera...

Cómo hacer, que quiera estar sin vos.

Corazón, es tan fácil quererte.



No sé quién es ...pero en algún momento va  a llegar.
Mientras tanto andaremos deambulando cada uno en su mundo, pateando lunas, tiñiendo sombras, viajando al otro lado del espejo.

No demores, ya puse agua para el té.

Luna llena. 16 / 07 / 2011

lunes, 18 de julio de 2011

Conversación entre Roberto Bolaño y Ricardo Piglia. 2da parte

Bolaño. La última novela de Mendoza, La aventura del tocador de señoras, que me parece una novela muy buena. Pero permíteme que añada algo en relación a Hudson, un autor que leí muy joven. Yo creía entonces que Guillermo Hudson escribía en español y después de leer tres libros suyos me di cuenta de que escribía en inglés porque vi el nombre del traductor. No conozco bien la literatura argentina de finales del siglo XIX, pero tengo la impresión de que Hudson es uno de sus grandes prosistas. Algo similar ocurre poco después en Chile, con los primeros libros de Huidobro, que están escritos en francés. O con Rodolfo Wilcock, que acaba escribiendo en italiano. Hay como una especie de reflujo o de huida en algunos escritores, que los lleva a buscar, a instalarse o a indagar en una lengua menos adversa. Claro, éste no es el caso de Hudson. ¿Tú has leído a Mendoza?

Piglia. Me gustan mucho los libros de Mendoza, aunque no he leído la novela que estás leyendo. Es intrigante, es cierto, ese juego con las lenguas extranjeras y con las traducciones. Para mí, Hudson y Gombrowicz producen efectos raros en la literatura argentina porque hacen entrar una voz próxima, un fantasma familiar, que se mueve invisible en un terreno conocido. Hay una tensión entre lo que se lee en la lengua propia y lo que se lee fuera de la lengua materna. Y los traductores están en esa frontera. Me interesa mucho la vida de los traductores, son un molde extraño de escritor. Ligado a Hudson, estoy leyendo ahora una biografía de Constance Garnett, una mujer fantástica que se pasó la vida traduciendo a los rusos al inglés. Imagínate que tradujo todo Tolstói y todo Dostoievski y terminó, por supuesto, medio ciega, una viejita feminista, muy simpática. Casi todos los norteamericanos y los ingleses, de Hemingway a Forster, admiraban a Tolstói por medio de ella, aunque Nabokov la destestaba, claro que Nabokov detestaba a todo el mundo.

Bolaño. Estoy completamente de acuerdo contigo en la importancia de los traductores. Lo que dices de Constance Garnett me recuerda de alguna manera a Consuelo Berges, que tradujo todo Stendhal al español y que se convirtió seguramente en la principal autoridad sobre Stendhal que existe en nuestra lengua. Sus traducciones son extraordinarias. También pienso en Javier Marías, que no es una viejita devota de un autor concreto, pero que tiene una traducción de Tristram Shandy, de Sterne, ejemplar. Pienso que tal vez personas tan disímiles como Garnett, Berges o Marías deshacen en el aire el problema que planteaba Pound, que sólo un gran autor puede traducir a otro. En este caso, sólo Marías es un gran autor; Berges y Garnett, desde la óptica tradicional, no lo son, aunque también puede ser posible, y yo me inclino por esta solución imaginaria, que tanto la viejita inglesa como la viejita española sean, y no en el fondo sino delante de nuestras narices, grandes autoras invisibles.

Piglia. Tendríamos que hacer alguna vez una Enciclopedia Biográfica de Traductores Inmortales (e invisibles), ¿no sería sensacional? La inversa de la Enciclopedia de Tlön, algo más bien cercano a Manganelli o a las biografías imaginarias de Marcel Schwob, pero detalladas y reales, una lista de oscuros personajes extraordinarios, escritores asalariados que escriben a tantos centavos por palabra, los únicos verdaderos profesionales de la literatura, los nuevos folletinistas, que viven dedicados a la literatura, pero como escritores clandestinos, mal vistos y mal pagados, los verdaderos malditos, siempre postergados, siempre ausentes, y que por eso mismo serán quizá los grandes creadores del futuro. Serían pequeñas historias extraordinarias. Cortázar, que traduce todo Poe en una pequeña pieza de un pequeño hotel en Roma; el gran Sergio Pitol, al que durante años admirábamos sólo porque había traducido a Gombrowicz; el extraordinario trabajo de Nicanor Parra, con el Lear de Shakespeare; Aurora Bernárdez, traduciendo Pale Fire. Tendríamos que conseguir un mecenas y dedicarnos a preparar esa enciclopedia infinita. Estoy seguro de que nos haría inmortales, y sería no sólo un acto de justicia sino una revelación y una versión cómica de la por sí cómica historia de la literatura. Hay mil ejemplos. Pienso por ejemplo en el general Bartolomé Mitre, que libró batallas múltiples y fue luego presidente de la República a mediados del siglo XIX y que se dedico a traducir La Divina Comedia.

Bolaño. La Divina Comedia, ni más ni menos. Bueno, no se puede decir que no fuera pertinente. Y sobre lo que dices de Sergio Pitol, estoy totalmente de acuerdo. El primer libro de Pitol que cayó en mis manos fue una traducción suya de un escritor polaco hoy bastante olvidado, Jerzy Andrzejewski. El libro se llamaba Las puertas del paraíso y su argumento era el mismo que ya había tratado Marcel Schwob en La cruzada de los niños . Otro dato curioso: en mi ejemplar de La cruzada de los niños, el traductor dedica su versión de la obra a Julio Torri, que es un escritor mexicano rarísimo (o normalísimo, depende desde dónde se le mire) y que fue un hombre de una modestia yo diría que patológica y un gran escritor de textos breves. De alguna manera, Torri fue como el reverso de Alfonso Reyes, la brevedad ante la multiplicidad. Pero dejemos la literatura mexicana. A mí me interesa muchísimo la visión que tienes de la literatura contemporánea argentina, con esos cuatro puntos de referencia que son Macedonio Fernández, Borges, Arlt y Gombrowicz.

Piglia. Macedonio es un escritor excepcional, una especie de Marcel Duchamp de la literatura. Practica un arte puramente conceptual, interesado más en el proyecto que en la obra misma. En realidad, la obra no es otra cosa que el proyecto. Trabajó toda la vida en una novela que sólo era la idea de una novela que nunca se empezaba a contar y que estaba hecha básicamente de prólogos y de anuncios. Borges aprendió todo de él, sobre todo, la inutilidad de desarrollar un argumento que se puede resumir y contar como si ya estuviera escrito. Pensaba en Macedonio el otro día cuando leí que Eric Satie no abría nunca las cartas que recibía, pero las contestaba todas. Miraba quién era el remitente y le escribía una respuesta. Encontraron las cartas cerradas en un altillo y las publicaron junto con las respuestas de Satie. La correspondencia es fantástica porque todos hablan de cosas distintas y ésa, por supuesto, es la esencia del diálogo.

Bolaño. Yo creo que las cartas de Satie muestran una cierta deferencia para con el interlocutor, es decir, no deja cartas sin contestar, pero el conjunto de la correspondencia más bien es una aceptación, razonable, eso sí, de la imposibilidad del diálogo, aunque también caben otras explicaciones, la más obvia sería la desconfianza de Satie en la palabra escrita, que me parece improbable pues Satie es uno de los músicos que más ha escrito. También existe la posibilidad de que Satie, conociendo a sus amigos, no considerara necesario abrir sus cartas, o lo considerara redundante. Es curioso, pero podemos encontrar más de una semejanza entre Macedonio y Satie, pero ninguna entre Borges y Satie. Y yo creo que esto se debe a que Borges no lo aprende todo de Macedonio, sino también, una parte importante, de Alfonso Reyes, quien lo cura para siempre de cualquier veleidad vanguardista. Macedonio es el riesgo, la audacia, el vanguardismo y el criollismo juntos, pero Alfonso Reyes es el escritor, la biblioteca, y el peso que tiene sobre Borges es importantísimo, tanto en el desarrollo de su poesía como en su prosa. Digamos que Reyes proporciona el elemento clásico a Borges, la mesura apolínea, y eso de alguna manera lo salva, lo hace más Borges.

Piglia. Alguno de nosotros pensamos que quizá el siglo próximo será macedoniano, y que Borges estará ahí con el bello texto necrológico que leyó en la Recoleta, en medio de la tristeza general (lloviznaba en Buenos Aires), cuando hizo reír a los deudos con un chiste de Macedonio dicho en el entierro (“los gauchos fueron inventados para entretener a los caballos en las estancias”). Reyes era un caballero, leo siempre que puedo El deslinde. En cuanto al efecto Satie-Duchamp, creo que Borges es vanguardista como lector mientras que como escritor quiere ser clásico. En cuanto a la cortesía de Satie con sus amigos, es verdad que a los amigos se les contesta siempre y nunca importa lo que uno les diga en las cartas.

Bolaño. Sí, a un amigo se le contesta siempre, algo que a veces puede resultar terrible. Michel Tournier, en El espejo de las ideas, opone a la amistad el concepto del amor, y viene a decir algo como que todo lo que no toleraríamos jamás a un amigo, un acto de vileza, por ejemplo, lo toleramos y lo aceptamos en el amor, pues el amor, en ocasiones, y al contrario que la amistad, también se alimenta de la vileza, de la cobardía, de la bajeza. El amor, y la historia está llena de ejemplos que lo certifican, puede ser coprófago, algo que jamás es la amistad. Bueno, todo esto es relativo, por supuesto. William Burroughs zanja la cuestión a su manera, cuando afirma que el amor es una mezcla de sentimentalismo y sexo. Recuerdo que cuando leí esta declaración de Burroughs, a los veintipocos años, me sentí muy apesadumbrado.

Piglia. Los amigos son lo mejor de la poesía, decía siempre un poeta argentino, Francisco Urondo, que murió asesinado por la dictadura militar. Las amistades literarias tienen siempre un aire extraño. La amistad entre Alfonso Reyes y Borges, por ejemplo, o la amistad silenciosa y brevísima entre Beckett y Burroughs, que se encontraron en Suiza y estuvieron una tarde juntos casi sin decir nada, conversando sobre ciertos matices del inglés en Irlanda que intrigaban a Burroughs (Beckett casi no habló, sólo dijo una frase que Burroughs consideró siempre el mayor elogio que había recibido: “Usted es un escritor”). O la amistad de Hannah Arendt y Mary McCarthy, fantástica, de la que nos ha quedado la correspondencia. O la amistad de Gombrowicz con el poeta Carlos Mastronardi, que discurría siempre del mismo modo. Mastronardi, que era un hombre muy fino y muy discreto, un gran noctámbulo y un extraordinario poeta que en toda su vida escribió un solo libro , lo esperaba en el Querandi, un café de Buenos Aires, tomando un té, y Gombrowicz llegaba siempre un poco apurado. Mastronardi lo recibía con gentileza y preguntaba “¿cómo está, Gombrowicz?”. Y Gombrowicz le decía siempre: “Cálmese, por favor, Mastronardi”. Como si Mastronardi se hubiera dejado llevar por una emoción excesiva por el solo hecho de saludarlo gentilmente. “Cálmese, Mastronardi”, fue durante años una de las consignas de mi juventud. Por eso, en fin, quiero decirte que esta conversación va a ser el comienzo de una amistad, o la continuación de la amistad que hemos establecido ya con nuestros libros. Pienso ir a Barcelona en las próximas semanas y ojalá podamos vernos y por supuesto siempre puedes venir a visitarme a California.

Bolaño. Yo también espero que nos podamos ver pronto, aquí o en cualquier parte.

Conversación entre Roberto Bolaño y Ricardo Piglia. 1era parte

Cambiar de lengua es siempre una ilusión secreta
Conversación entre Ricardo Piglia y Roberto Bolaño

Recuperamos esta correspondencia entre dos “autores bajos de fama y de reputación equivocada”, y mal comprendida, diríamos nosotros. Se publicó por primera vez bajo el titulo “Extranjeros del Cono Sur” el 3 de marzo del 2001 en Babelia, revista semanal del diario El País de España. Bolaño desde Cataluña, Piglia desde California: el hilo conductor es el correo electrónico, se conversa de la amistad de los amigos y de la amistad encontrada en los libros, del amor-odio por la entelequia latinoamericana, de sus autores y de sus necesarios destructores. Autores necesarios en nuestros tiempos, comparten con Latinoamérica el íntimo deseo de ser otro.

Roberto Bolaño. Querido Piglia, ¿te parece bien si empezamos hablando de algo que dices en La novela polaca?: “¿Cómo hacer callar a los epígonos? (Para escapar a veces es preciso cambiar de lengua)”. Tengo la impresión de que en los últimos veinte años, desde mediados de los setenta hasta principios de los noventa y por supuesto durante la nefasta década de los ochenta, este deseo es algo presente en algunos escritores latinoamericanos y que expresa básicamente no una ambición literaria sino un estado espiritual de camino clausurado. Hemos llegado al final del camino (en calidad de lectores, y esto es necesario recalcarlo) y ante nosotros (en calidad de escritores) se abre un abismo.

Ricardo Piglia. Cambiar de lengua es siempre una ilusión secreta y, a veces, no es preciso moverse del propio idioma. Intentamos escribir en una lengua privada y tal vez ése es el abismo al que aludes: el borde, el filo, después del cual está el vacío. Me parece que tenemos presente este desafío como un modo de zafarse de la repetición y del estereotipo. Por otro lado, no sé si la situación que describes pertenece exclusivamente a los escritores llamados latinoamericanos. Tal vez en eso estamos más cerca de otras tentativas y de otros estilos no necesariamente latinoamericanos, moviéndonos por otros territorios. Porque lo que suele llamarse latinoamericano se define por una suerte de anti-intelectualismo, que tiende a simplificarlo todo y a lo que muchos de nosotros nos resistimos. He visto esa resistencia con toda claridad en tus libros, y también en los de otros como DeLillo o Magris, que escriben en otras lenguas. Me parece que se están formando nuevas constelaciones y que son esas constelaciones lo que vemos desde nuestro laboratorio cuando enfocamos el telescopio hacia la noche estrellada. Entonces, ¿seguimos siendo latinoamericanos? ¿Cómo ves ese asunto?

Bolaño. Sí, para nuestra desgracia, creo que seguimos siendo latinoamericanos. Es probable, y esto lo digo con tristeza, que el asumirse como latinoamericano obedezca a las mismas leyes que en la época de las guerras de independencia. Por un lado es una opción claramente política y por el otro, una opción claramente económica.

Piglia. Estoy de acuerdo en que definirse como latinoamericano (y lo hacemos pocas veces, ¿no es verdad?; más bien estamos ahí) supone antes que nada una decisión política, una aspiración de unidad que se ha tramado con la historia y todos vivimos y también luchamos en esa tradición. Pero a la vez nosotros (y este plural es bien singular) tendemos, creo, a borrar las huellas y a no estar fijos en ningún lugar. En estos días, estoy viviendo en California, en Davis, cerca de San Francisco, donde todo se entrevera, como sabes bien: los recuerdos del viaje al Oeste de la beat generation, con las novelas de Hammett, y los barrios paranoicos que describió Philip Dick conviven con la intriga de la cultura latina (en cada rincón de La Misión en San Francisco, en el Barrio invadido hoy por los jóvenes millonarios del Sillicon Valley, hay una figura o una imagen, un mural, una taquería, una bodeguita que tiene más color local que todo el color local que pudo imaginar Lowry, borracho, al pasear por Cuernavaca). De modo que aquí por contraste me siento un escritor digamos italo-argentino (un falso europeo, otro europeo exiliado). No creo que existan esas categorías en las historias de la literatura (están los italo-americanos, claro, pero se dedican al cine). Para mejor, estoy leyendo a W. H. Hudson (Días de ocio en la Patagonia), otro falso argentino, un europeo que nació en Quilmes, en la provincia de Buenos Aires, y se crió entre gauchos hablando de lo que fue seguramente una versión prehistórica del spanglish. Y que a la vez escribía, ya lo sabemos, una de las mejores prosas inglesas que se puedan encontrar. Mejor que Conrad, a veces, menos barroco, más nítido, una extraña versión de Conrad, no sólo por la calidad de su prosa, y porque eran amigos, sino porque Hudson estuvo siempre desajustado y solo y fuera de lugar, como el polaco. Pero me estoy extendiendo. Me gustaría saber qué estás leyendo en estos días.

Fragmentos de " Azul casi transparente " Ryu Murakami

“No era el sonido de un avión. Era el zumbido de un insecto, en algún lugar detrás de mi oreja. Más pequeño que una mosca, revoloteó por un momento ante mis ojos, luego desapareció en un oscuro rincón de la habitación”…

“Enterré mi rostro en la almohada… A intermitencias, un fuerte dolor me apretaba el corazón, parecía como si lo estrangulara. Las venas de mis sienes retumbaban. Cuando cerraba los ojos, sentía pánico, como si cayese a una velocidad terrible por un tobogán interminable. La imagen de una mujer arrojándose desde un alto edificio flotaba en mi mente”…

“La lente de la Nikomat reflejaba un cielo oscuro y un sol minúsculo. Retrocedí, buscando un encuadre, y tropecé con Kei, que entraba”…

“El paisaje desde la ventana era nublado, como lechoso…. Un zapato de agudo tacón estaba caído, de lado, al lado de la cocina. Asomaba el tacón y la curva de recio cuero negro era tan lisa como la ingle de una mujer… Afuera, en el estrecho espacio que podía ver a través de la puerta entreabierta, estaba el Volkswagen amarillo de Lilly. Las gotas de lluvia chocaban contra la carrocería; algunas, las más pesadas, caían deslizándose lentamente, como los insectos adormilados por el invierno… La gente pasaba, como sombras”…

“Gruesas nubes se movían libremente… Con aquella pared de fondo, pude ver con claridad caer la fina lluvia. Sobre el tejado había espesos nubarrones, parecía como si alguien hubiese estado aplicando capas y más capas de pigmento gris. El cielo en el estrecho rectángulo para mí visible era la parte más brillante… Una fina línea negra atravesaba aquella porción de cielo. Tal vez sea un cable eléctrico, pensé, o la rama de un árbol, pero arreció la lluvia y al poco tiempo ya no podía verse nada”…

“La lluvia producía diferentes sonidos en distintos lugares… Afuera, el húmedo escenario parecía apacible. Sus inciertos contornos recogían gotas de lluvia, y las voces y los sonidos de los coches tenían sus filos como suavizados por las plateadas agujas de lluvia”…

“Todo refulgía con una luz propia. La lluvia magnificaba y ampliaba cada detalle. La luz proyectaba sombras racheadas azules y blancas en las paredes… Debemos estar yendo bajo tierra ahora, por un túnel seguro. No pueden verse las estrellas y el agua del alcantarillado corre por todas partes”…

“Siempre ocurre igual, cuando viajo y también cuando miro afuera los días de lluvia”…

“La alambrada se fue volviendo como oro incandescnete. Vista de cerca, la luz hacía pensar en una barra de hierro al rojo vivo… El círculo de la luz se detuvo cerca nuestro. El vapor subía de la tierra. La tierra, la hierba, el hormigón de la pista de aterrizaje, todo se volvió blanco como vidrio fundido”…

“Entonces, por un instante, a la luz azul pálido del relámpago todo se hizo transparente. Y entonces descubrí una línea curva atravesando la transparencia”…

“El recorte de esta sombra de ciudad reflejada tomaba una cuerva de extrema delicadeza… Como el neblinoso y oleado horizonte del mar. El fragmento de cristal bañado por el aire del amanecer era casi transparente… Era de un azul inerme, casi transparente”…

“Campos de flores y montañas y bosques, los vez y al poco tiempo ya no los ves más, así que se mezclan en tu cabeza con lo que ibas pensando… Aquel filtro perdido de la cámara y los campos de flores y las montañas, todo se une… Y entonces yo lentamente los coordino a mi gusto, las cosas que veo y las cosas que pienso, rebuscando en mi memoria sueños y libros que he leído, para hacer, cómo diría, una foto, sí, una escena como una foto de souvenir”…

“Una neblina de olor dulzón flotaba ante mis ojos. Mientras iba respirando me olvidaba de quién era. Pensé que muchas cosas fluían gradualmente de mi cuerpo, me convertí en una marioneta”…

“El interior de la esfera de cristal seguía hirviendo… El humo púrpura se mezcló con el vapor que salía de la cafetera… En la oscura pantalla de la televisión, mis ojos turbios se reblandieron como metal a punto de derretirse, y en voz baja le dije a aquel yo al borde de la licuefacción: ¿Quién eres tú?. ¿De qué estás hecho?”…

“La superficie del cristal se empañó de blanco y empezó a elevarse vapor. La llama temblorosa de la lámpara de alcohol se reflejaba en la ventana… Las sombras se agitaban y cabalgaban, dibujando movimientos complicados, como cosas vivas, igual que amebas dividiéndose sin fin, multiplicándose”…





“Pero aquella vez temblando en el húmedo banco, me había dicho a mí mismo: ¿No está el mundo todavía bajo tus pies?. No te asustes: El mundo está todavía debajo tuyo”.

La canción y el poema Idea Vilariño - Zitarrosa versión de Soledad Villamil


La canción y el poema Idea Vilariño - Zitarrosa



Hoy que el tiempo ya pasó
hoy que ya pasó la vida
hoy que me río si pienso
hoy que olvidé aquellos días
no se por qué me despierto
algunas noches vacías
oyendo una voz que canta
y que tal vez es la mía...

Quisiera morir...
ahora... de amor.
Para que supieras
como y cuanto te quería
quisiera morir...
ahora... de amor
para que supieras...

Algunas noches de paz
si es que las hay todavía
pasando como sin mí
por esas calles vacías,
entre la sombra acechante
y un triste olor de glicinas
escucho una voz que canta
y que tal vez es la mía...

Quisiera morir...
ahora... de amor.
Para que supieras
como y cuanto te quería
quisiera morir...
ahora... de amor
para que supieras...

La canción y el poema Idea Vilariño - Zitarrosa





La canción y el poema (Idea Vilariño - Zitarrosa)
Cuentan que cuando Alfredo leyó este poema de Idea Vilariño llamado "La canción", se sintió tan conmovido que tomó su guitarra y no solo la hizo milonga... también escribió una estrofa.
Cuentan también, que cuando Idea la escuchó en vivo, se conmovió tanto que le pidió a Alfredo que la grabara con el nombre de "La canción y el poema".
Poesía y milonga...
Idea y Alfredo



Art by Bansky

as long as the wrong feels right... it's like i'm in flight

sábado, 16 de julio de 2011

Muy despacito



Jardines de calma feroz, un sol de infinita paciencia
los locos cantan la canción y aplauden
Se acercan de a uno, de a dos, se va formando la ronda
una enfermera tetona imita a una estrella de rock

se ríen y del paredón el eco aplaude contento
el viejo dice que está bien, vamos adentro
Andrés vení por favor, acompañame un poquito,
dice uno, sólo dame la mano
Muy despacito, sobre el abismo, volaré...
(se repite toda)
Muy despacito, sobre el abismo, volaré...
abajo el sol, abajo el sol, yo ver
abajo el sol, abajo el sol, llover

Los amantes del círculo polar


Voy a quedarme aquí todo el tiempo que haga falta. Estoy esperando la casualidad de mi vida, la más grande, y eso que las he tenido de muchas clases.

viernes, 15 de julio de 2011

Fragmento de Leolo


"Porque sueño no lo estoy. Porque sueño, sueño. Porque me abandono por las noches a mis sueños antes de que me deje el día. Porque no amo. Porque me asusta amar. Ya no sueño. Ya no sueño. A ti la dama, la audaz melancolía, que con grito solitario hiendes mis carnes ofreciéndolas al tedio. Tú que atormentas mis noches cuando no sé qué camino de mi vida tomar... te he pagado cien veces mi deuda. De las brasas del ensueño sólo me quedan las cenizas de la mentira, que tú misma, me habías obligado a oír. Y la blanca plenitud, no era como el viejo interludio y sí, una morena de finos tobillos que me clavó la pena de un pecho punzante en el que creí, y que no me dejó más que el remordimiento de haber visto nacer la luz sobre mi soledad".

jueves, 14 de julio de 2011

Maybe I'm amazed (Dave Grohl & Norah Jones)




Maybe I'm amazed at the way you love me all the time
Maybe I'm afraid of the way I love you
Maybe I'm amazed at the way you pulled me out of time
And hung me on a line
Maybe I'm amazed at the way I really need you


Maybe I'm a man and maybe I'm a lonely man
Who's in the middle of something
That he doesn't really understand
Maybe I'm a man and maybe you're the only woman
Who could ever help me
Baby won't you help me understand

Maybe I'm amazed at the way you're with me all the time
Maybe I'm afraid of the way I leave you
Maybe I'm amazed at the way you help me sing my song
You right me when I'm wrong
Maybe I'm amazed at the way I really need you

Algo encontrado por ahí


"Cualquier forma de amor que encuentres, vívelo. Libre o no libre, casado o soltero, heterosexual u homosexual, son aspectos que varían de cada persona. Hay quienes son más expansivos, capaces de varios amores. No creo que exista una única respuesta para todo el mundo."



Anaïs Nin

Emile Ciorán y un fragmento de “El ocaso del pensamiento”:

Donde aparece la paradoja, muere el sistema y triunfa la vida. Por medio de ella la razón salva su honor frente a lo irracional. Lo que en la vida es turbio únicamente puede expresarse como maldición o himno. Quien no pueda servirse de ellos, sólo tiene una escapatoria a su alcance: la paradoja, sonrisa formal de lo irracional.
¿Qué otra cosa es, desde la perspectiva de la lógica, sino un juego irresponsable y, desde el buen sentido, una inmoralidad teórica? ¿Es que no se abrasan en ella todo lo insoluble, los desatinos y los conflictos que atormentan la vida desde lo más hondo?
Siempre que sus agitadas sombras hablan al oído a la razón, ésta viste sus susurros con la elegancia de la paradoja para enmascarar su origen. ¿Es la propia paradoja de salón algo distinto a la más profunda expresión que puede alcanzar la superficialidad? La paradoja no es una solución, ya que no resuelve nada. Puede emplearse solamente como adorno de lo irreparable. Querer dirigir algo con ella es la mayor de las paradojas. No puedo imaginármela sin el desengaño de la razón. Su falta de pathos la obliga a estar al acecho del murmullo de la vida y a suprimir su autonomía a la hora de interpretarla. En la paradoja la razón se anula por sí misma; ha abierto sus fronteras y ya no puede detener la invasión de los errores palpitantes, de los errores que laten. Los teólogos son parásitos de la paradoja. Sin su uso inconsciente hace mucho que tendrían que haber depuesto las armas. El escepticismo religioso no es más que su práctica consciente. Todo cuanto no cabe en la razón es motivo de duda; pero en ella no hay nada. De ahí el fructífero auge del pensamiento paradójico que ha introducido un contenido en las formas y ha dado curso oficial al absurdo.
La paradoja presta a la vida el encanto de un absurdo expresivo. Le devuelve lo que ésta le atribuyó desde el principio.”

miércoles, 13 de julio de 2011

Poesía e incisiones: Marcelo Percia leyendo a Alejandra Pizarnik

Ella

[...] Habría muchos otros modos de nombrarla: la mujer de la existencia venidera, la llamadora de ausencias, la que desespera del lenguaje, la que se aloja partida, la que arremete viajera, la enamorada de las ruinas, la que hace el mundo palabra por palabra, la que se siente deletreada por un semianalfabeto, la que vive desnuda como si llevara un traje de vidrio, la que tiene deseos de huir hacia un país más hospitalario, la inlúcida que sabe que ama sombras, la que escribe con humor “mi amante es obscena porque me toca la hora”, la que se da cuenta de que cumple una pena por nada, la del lenguaje alejandrino, la que va hacia no hay dónde, la que intenta nacerse sola, la que pregunta cómo es posible no saber tanto, la niña santa y lujuriosa, la que pide ser curada de algo que no se cura, la que advierte que habla para amueblar el escenario vacío del silencio, la que siente que el envejecimiento del rostro ha de ser una herida de espantoso cuchillo, la reina en el exilio, la que simpatiza con todos los sufrimientos, la que piensa que la felicidad consiste en estar a salvo del pronombre yo, la supliciada, la que fue demasiado lejos en su soledad. De todos los modos de llamarla, elijo este: Alejandra Pizarnik, maestra de psicoanálisis.[...]
El Psicoanálisis

[...] El psicoanálisis como inmersión de quienes quieren conocerse, como ideal desculpabilizador del deseo, como figuración de un mundo familiar menos represivo, como experiencia del yo destronado, como imagen de una mismidad lejana, ajena, exiliada, como creencia liberadora de sentido, como contemplación trágica del pasado, como pregunta por la crueldad humana, como denuncia del malestar moral de nuestro tiempo, como asunto de subjetividades migrantes, extranjeras, discriminadas. El psicoanálisis como utopía de la diferencia.[...]
El Decir

[...] La proeza del decir no consiste en realizar una sustancia mentada ni en la voluntad de hablar, sino en el impulso de ceder la iniciativa a lo expresado, de confiar la cuestión del hablar a la astucia de las palabras.[...]

Fragmentos de libro de Marcelo Percia Alejandra Pizarnik, maestra de psicoanálisis publicados por Campo Grupal Nº 110 y en el suplemento Psicología de Página 12.




Epitafio de Seikilos: del amor, Eros y Thanatos

Epitafio de Seikilos:
del amor, Eros y Thanatos




"Todos necesitan de quien morirse".

Hugo Mujica



"Soy una imagen de piedra.
Seikilos me puso aquí, donde soy por siempre,
el símbolo de la evocación eterna".


Texto que precede al “Epitafio de Seikilos”





Turquía, 1883.
Relato de una historia sobre un fragmento de otra historia.

El viento sopla generoso envolviendo en un solo y único abrazo sensorial el calor veraniego, los olores fértiles de la tierra de Aydin, y el sonido apaciguante del río Buyuk Menderes. Aquí, en el mismo sitio a los pies del Egeo que los antiguos griegos llamaron "Anthea" o "Euanthia". Aquí, en el preciso mismo lugar que los romanos conocieran como “Tralleis” y en donde se celebraban el arte de la escultura y el teatro tanto como el de la guerra y la batalla. Aquí, en este perdido retazo del planeta de cuyas hilachas tironearon espartanos, persas, turcos y griegos a lo largo de la historia. Aquií en la misma ciudad que luego sería una vez mas rebautizada bajo el velo de "Güzelhisar".
Aquí, aquí estamos frente a una mujer común. Una más del "reino de las idénticas", una más de las tantas que habitan el pueblo, una entre todas esas "intersustituibles" amas de casa de faldó rústico y sencillo, una mujer como cualquier otra. Ahora ella riega con un esmerado cuidado su planta favorita. Nada resultaria llamativo de este cotidiano retrato que muestra un mero acto de mantenimiento de la naturaleza “domesticada”. Nada resultaría raro, excepto que esta desconocida habitante de Aydin ha usado largamente como soporte de su bienamada maceta nada menos que el historico “Epitafio de Seikilos”.
Avatares e ignorados desplazamientos que nunca llegaremos a develar lo suficiente hicieron que, final y actualmente, el mármol en cuestión haya dejado de ser soporte de una planta en una casa, y pueda verse su inmensa dimensión histórica en Copenhague, mas precisamente en el museo danés (Nationalmuseet).


El “Epitafio de Seikilos”.
Pedacito de historia hecha marmol y escritura.
A esta altura vale preguntarse plenamente… qué es exactamente el “Epitafio de Seikilos”?


El “Epitafio de Seikilos” es una inscripción funeraria datada imprecisamente entre el 200 aC. y el 100 aC. La inscripción esta hecha sobre una columna de mármol, la cual fue colocada sobre la tumba de Euterpe, esposa de un tal ignoto Seikilos de Asia Menor. Luego de varias vueltas de la vida y con el incierto correr de los siglos, el mármol en cuestion terminó sin su base... y como inocente posa-maceta en el hogar de esta mujer desconocida de la ciudad de Aydin, Turquía.

Epitafio de Seikilos.
O la historia de un fragmento. O de como un fragmento se vuelve signo mayor de una historia que relata una sentida e íntima evocacion al amor, a la pérdida, al sentir.

Otro dato curioso y relevante sobre este epitafio es que el manuscrito tiene la forma de una composición musical griega. El "Epitafio de Seikilos" es considerada como la melodía escrita conservada completa más antigua conocida. Una melancolica canción que se ha clasificado a su vez como un tipico “Skolion” o “canción para beber” (los skoliones eran canciones que se cantaban entre los invitados a los banquetes atenienses mientras la lira y la copa de vino escanciado iban pasando de mano en mano entre los bebedores invitados a la celebración).

Las “trilces” (para usar el neologismo-adjetivo creado por el poeta Cesar Vallejo ) palabras que dan soporte a la melodia grabada en este “Epitafio de Seikilos” son las sombras fértiles que más de vientiún siglos después nos permiten testimoniar el dolor que produce la perdida de su esposa Euterpe a Seikilos. Música, poesía, recuerdo que busca perpetuar la memoria del amor, evocando a quien se ha amado cuando ese ser ya ha abandonado su cuerpo y existencia en este mundo. No sabemos nada acerca del cómo o de las particulares circunstancias en que Euterpe hubo de morir, pero si sabemos que en este último manojo de símbolos que Seikilos manda a grabar sobre la aún tibia tumba en que yacen los restos de su mujer, tambien hay algo de “Amor fati”.

En las palabras de este epitafio hay sin dudas un inmensa tristeza.
Y a la vez hay voluntad de hallar en esa mismísima pena un doloroso aprendizaje vital: un saber que nos hace meditar acerca de la necesidad de abrazar toda circunstancia que nos toque afrontar, sea ésta cual sea. Abrazar la contingencia con que el destino nos sacuda, nos estremezca, nos pasme. Abrazar toda desprevención del destino, aún cuando se trate de la definitiva separación que impone la muerte. No detenerse a morir también en la parálisis inercial del desconsuelo irreparable que impone la pérdida de lo amado. Abrazar, de pie, los pocos pero preciados saberes que evocan las pérdidas inexorables. Conservar los "bienes" intangibles que nos sembró en la existencia quien ahora ya ha partido. Abrazar, a traves de ese “Amor fati”, el saber vitalista que deja en el pensamiento la inexorabilidad de una muerte.

Y así lo hizo Seikilos hace mas de veinte siglos atrás.

Seikilos y Euterpe, dos que aún entrelazan en un resto arqueológico, el amor, la muerte y un Eros que se niega a perderlo todo bajo la guadaña tanática.

Con esta estela funeraria, aquel inbiografiado hombre del que no tenemos rostro ni rastro ni resto mas que este trozo de ajado marmol funerario, intentó vestir con un poco de sabiduría el último lugar en que el cuerpo ya sin vida de su mujer halló descanso final.

El “Epitafio de Seikilo” dice asi:



Mientras estés vivo, brilla,
no dejes que nada te entristezca mas allá de la medida
porque corta es la vida por cierto,
y su retribución el tiempo exige.

ὅσον ζῇς, φαίνου, μηδὲν ὅλως σὺ λύπου•
πρὸς ὀλίγον ἐστὶ τὸ ζῆν, τὸ τέλος ὁ χρόνος ἀπαιτεῖ.

Hoson zēs, pheinou, mēden holōs sy lypou;
pros oligon esti to zēn, to telos ho chronos apeitei





Se trata de lo amado. Lo amado...
En lo amado, una banda de Moebius sagrada hace fluir a Eros y Thanatos en una extraña conjugación llevada a cabo bajo el nombre del divino verbo “Vivir”.

Y me digo para mis adentros que valdría la pena despertarse cada día recordando el nudo vital de esta historia funeraria...


... as long as you are alive,shine!



Fuente: Gabi Romano

Nessun dorma (Nadie duerma)



Nessun dorma

(Nadie duerma)


Nessun dorma - Il principe ignoto

Nessun dorma! Nessun dorma!
Tu pure, o, Principessa,
nella tua fredda stanza,
guardi le stelle
che fremono d'amore
e di speranza.
Ma il mio mistero e chiuso in me,
il nome mio nessun sapra!
No, no, sulla tua bocca lo diro
quando la luce splendera!
Ed il mio bacio sciogliera il silenzio
che ti fa mia!
(Il nome suo nessun sapra!...
e noi dovrem, ahime, morir!)
Dilegua, o notte!
Tramontate, stelle!
Tramontate, stelle!
All'alba vincero!
vincero, vincero!


ENGLISH
None must sleep! None must sleep!
And you, too, Princess,
in your cold room,
gaze at the stars
which tremble with love
and hope!
But my mystery is locked within me,
no-one shall know my name!
No, no, I shall say it as my mouth
meets yours when the dawn is breaking!
And my kiss will break the silence
which makes you mine!
(No-one shall know his name,
and we, alas, shall die!)
Vanish, o night!
Fade, stars!
At dawn I shall win

CASTELLANO
¡Que nadie duerma! ¡Que nadie duerma!
¡También tú, oh Princesa,
en tu fría habitacion
miras las estrellas
que tiemblan de amor y de esperanza...!
¡Pero mi misterio está encerrado en mí,
¡Mi nombre nadie lo sabrá!. No, no
Sobre tu boca lo diré
(Sólo cuando la luz brille)
Sólo cuando la luz brille
(¡solo sobre tu boca lo dire!)
¡Y mi beso fulminará el silencio
que te hace mía.!
Su nombre nadie sabrá...
¡Y nosotras, ay, deberemos, morir, morir!
¡Disípate, oh noche! ¡Tramontad, estrellas! ¡Tramontad, estrellas!
¡Al alba venceré!
¡venceré! ¡venceré!

Reflexiones desde la vida dañada


“Es preciso fijar perspectivas en las que el mundo aparezca trastrocado, enajenado, mostrando sus grietas y desgarros, menesteroso y deforme en el grado en que aparece bajo la luz mesiánica. Situarse en tales perspectivas sin arbitrariedad ni violencia, desde el contacto con los objetos, sólo le es dado al pensamiento.”



Theodor Adorno
"Minima Moralia – Reflexiones desde la vida dañada"
(1951)

martes, 12 de julio de 2011

Draw with me ...

Así me siento hoy ...

Estoy indefenso, me siento vulnerable, no estoy enamorado ... con la fuerza de gravedad que hay en ésta ciudad y yo sin un amor. A dónde iremos a parar?



lunes, 11 de julio de 2011

Saint Lucille

patron saint of Blind Love

Lady Bird

I don't wanna know the price i'm gonna pay for dreaming.





how am I supposed to live without you?

viernes, 8 de julio de 2011

Los vikingos de Richard Fleischer

Morgana (Janet Leigh): - Por supuesto, os estoy agradecida por salvarme. Aella os recompensará generosamente.
Eric (Tony Curtis): - ¿Por qué os he de devolver a Aella?
Morgana: - ¡Me tenéis que llevar!
Eric: - ¿Por qué?
Morgana: - Estoy comprometida... por la palabra de mi padre.
Eric: - Yo no os he liberado para daros a otro hombre
Morgana: - Aella no es otro hombre, es un rey.
Eric: - Y yo soy un esclavo... Os amo desde el momento en que os vi, quizás hasta desde antes. Kitala os vio en las runas.
Morgana: - Eso son las historias de Kitala...
Eric: -¿Queréis a Aella?
Morgana: - El puede disponer de mí, por el compromiso de rey cristiano de mi padre.
Eric: -¿Qué es la palabra de vuestro padre comparado con la voluntad de Odín?
Morgana: -¿Sabéis cuál es el más amplio de todos los mares?
Eric: - El mar de Barentz.
Morgana: -¡No! El que separa una cristiana de un infiel.
(Eric coge la mano de la princesa Morgana)
Eric: - Nuestras manos lo saltan bien fácilmente.
Morgana: - Eso sólo es la unión de la carne.
Eric: -¿Y qué más es necesario?
Morgana: - La unión de las almas.
Eric: - Si se tocan las manos, por fuerza se han de tocar las almas.
Morgana: - Vuestra alma es pagana.
Eric: - Si mi alma es feliz de ser pagana y la vuestra feliz de ser cristiana, no discutamos el deseo de la carne de querer ser carne.
(El esclavo y la princesa se besan)

Ellos


Campaña contra el frio.

domingo, 3 de julio de 2011

Jim and Pam


For Pamela Susan

I think I was once

I think we were



Your milk is my wine

My silk is your shine 





Celebration of the Lizard King. Jim Morrison. RIP


Lions in the street and roaming
Dogs in heat, rabid, foaming
A beast caged in the heart of a city
The body of his mother
Rotting in the summer ground
He fled the town

He went down South and crossed the border
Left chaos and disorder
Back there over his shoulder

One morning he awoke in a green hotel
With a strange creature groaning beside him
Sweat oozed from its shining skin
is everybody in?
is everybody in?
is everybody in?
the ceremony is about to begin


Wake up!
You can't remember where it was
Had this dream stopped?

The snake was pale gold
Glazed and shrunken
We were afraid to touch it
The sheets were hot dead prisons
And she was beside me
Old, she's no, young
Her dark red hair
the white soft skin

Now, run to the mirror in the bathroom
Look!
shes coming in here
I can't live thru each slow century of her moving
I let my cheek slide down
The cool smooth tile
Feel the good cold stinging blood
The smooth hissing snakes of rain . . .

Once I had, a little game
I liked to crawl, back in my brain
I think you know, the game I mean
I mean the game, called 'go insane'

you should try, this little game
Just close your eyes, forget your name
Forget the world, forget the people
And we'll erect, a different steeple

This little game, is fun to do
Just close your eyes, no way to lose
And I'm right there, I'm going too
Release control, we're breaking thru

Way back deep into the brain
Back where there's never any pain
And the rain falls gently on the town
And over the heads of all of us
And in the labyrinth of streams
Beneath, the quiet unearthly presence of
gentle hill dwellers, in the gentle hills around
Reptiles abounding
Fossils, caves, cool air heights

Each house repeats a mold
Windows rolled
Beast car locked in against morning
All now sleeping
Rugs silent, mirrors vacant
Dust Lying under the beds of lawful couples
Wound in sheets
And daughters, smug
With semen eyes in their nipples

Wait
There's been a slaughter here

(Don't stop to speak or look around
Your gloves and fan are on the ground
We're getting out of town
We're going on the run
And you're the one I want to come)

Not to touch the earth
Not to see the sun
Nothing left to do, but
Run, run, run
Let's run
lets run

House upon the hill
Moon is lying still
Shadows of the trees
Witnessing the wild breeze
C'mon baby run with me
Let's run

Run with me
Run with me
Run with me
Let's run

The mansion is warm, at the top of the hill
Rich are the rooms and the comforts there
Red are the arms of luxuriant chairs
And you won't know a thing till you get inside

Dead president's corpse in the driver's car
The engine runs on glue and tar
C'mon along, we're not going very far
To the East to meet the Czar

run with me
run with me
run with me
let's run

Some outlaws lived by the side of the lake
The minister's daughter's in love with the snake
Who lives in a well by the side of the road
Wake up, girl! We're almost home

We should see the gates by mornin'
We should be inside by evening,

sun sun sun
burn burn burn
burn, burn, burn,
i will get you
soon,
soon,
soon

i am the lizard king
i can do anything

We came down
The rivers and highways
We came down from
Forests and falls

We came down from
Carson and Springfield
We came down from
Phoenix enthralled
And I can tell you
The names of the Kingdom
I can tell you
The things that you know
Listening for a fistful of silence
Climbing valleys into the shade

for seven years, i dwelt
in the loose palace of exile
playing strange games with the girls of the island
now, i have come again
to the land of the fair, and the strong, and the wise
brothers and sisters of the pale forest
children of night
who among you will run with the hunt?
now night arives with her purple legion
Retire now to your tents and to your dreams
Tomorrow we enter the town of my birth
I want to be ready'

Reflexiones de un nostálgico. Juan Carlos Onetti.


Dijo un viejo amigo que se vuelve siempre al primer amor. Afortunadamente estaba en crisis de error o arrepentimiento. Creo que la realidad de esa frase significaría una de las más crueles interpretaciones del infierno en la tierra. Y no sea que más allá nos esté esperando semejante horror.
Parece ritual que los primeros amores, desdeñables, platónicos y tácitos, los haya inspirado una maestra de escuela que siempre daba sus clases en un aula distinta de que se nos había destinado; y así pasaban las tardes, alejados y, nosotros, sufrientes. O un poco después nuestro amor inmortal se fijase en la más joven de las visitas que recibía mama.
Pero el verdadero primer amor, al que no retornaríamos nunca, ni siquiera atados, se produce, cuando revientan las flores en primavera, a los dieciocho años. Señalaré de paso que este Madrid tiene la virtud o el don de hacer que no haya primavera. De pronto y sin aviso la ciudad nos impondrá la tortura africana de un verano del que disparan todos los que pueden hacerlo.
Luego de estos lugares ya irrecuperables de tan comunes, vuelvo, y no por muchas líneas, a los dieciocho años. Como es comprensible, estas palabras, y las que vienen, no tienen como destino a los adolescentes que viven, disfrutan, padecen su primer amor. Pasarán los años y al primero seguirán otros; el primero se irá alejando de la memoria, se hundirá en el túnel, tan distante, agrisado.
Cuando hablaba del amor dieciochesco me refería, claro está, al amor pasión. Siempre pensé y supe que tiene un máximo de dos años de duración si los amadores logran una estabilidad, un incesante verse, matrimonial o no. Y este pensamiento, esta sapiencia me fue confirmada por un amigo médico sicoanalista, que tiene que haber centenares de cerebros remendados o convertidos para siempre en un bric-à-brac imposible de ordenar.
Por lo tanto, un amor pasión -que tal vez sea el único que importe en definitiva- puede durar, estremecer, pasar a idea fija unos setenta y dos mil días y noches de convivencia. Lo que sigue, ya dije, es ternura, alejamiento u odio.
Al no imposible reencuentro habría que dictarle límites en el tiempo. No después, por ejemplo, de que hayan pasado diez o doce años de separación y presunto olvido. De lo contrario, aquellos que atravesaron el primer amor chocarán desfallecidos, despiertos, contra celulitis, prótesis, calvicie, desmemorias y marchiteces. Vientres y papadas que no aceptan ser camufladas. Y ya no cabe buscar el tiempo perdido, se fue y arrastró. Su evocación no traerá consuelo ni obra maestra.
Y tal vez exista otra forma más triste del desengaño. Consulto a una amiga procurando el punto de vista femenino. En su curiosa sintaxis me escribe:

"Lo que más me ha sorprendido al volver a encontrarme con un amor de juventud era que aun persistía, suavemente, la emoción que me había provocado algún rasgo físico -la manera de apretar los labios al tomar un té, el brillo, ahora apagado, de los ojos al reírse. El eco familiar del tono de voz al decir ciertas frases-, pero ese recuerdo meramente físico contrastaba sin piedad con la desaparición total de la atmósfera que antes rodeaba al ser amado. Todo lo que me maravillaba en ese entonces: todo lo que me hacía, decía, opinaba, ahora eran palabras banales, cotidianas y lo más angustiante era que me aburrían. Me pasma pensar que eran las mismas ideas y maneras de ser que me fascinaron, sumergieron y arrastraron a un mundo que no era el mío y que había aceptado con humildad y agradecimiento. Y ahora ese pasado inexplicable sólo me ofrecía como algo rescatado de un sueño placentero pero ya olvidado, ese apretar los labios, ese brillo apagado y ese tono de voz"

Pero hay otra posibilidad, no desdeñable por infrecuente. Puede -nos puede- suceder que la casualidad, el destino o un Gran Bromista reúna en algún lugar imprevisto a los jóvenes enamorados de los dieciocho años. Pasó, en este caso, mucho más tiempo que en el grotesco anterior y, no se sabe por qué, la muerte les tuvo miedo. Pueden medirse, conversar, examinarse. Pero lo que perversamente les está prohibido es reconocerse. No reunirán con el oponente incógnito los recuerdos pálidos de goces difuntos, de juramentos y ansias. No se les ocurrirá jamás transformar en metáforas la imagen presente del ser que sonríe y divaga sobre el tiempo y el futuro, tan breve ahora. No recordarán que allá, en las lejanas tinieblas del ayer incorregible, aquel otro fue comparado con una flor. Y lo dijeron sin dudas.
Como es natural, basta conocer un poco a la gente, sus orígenes, su cultura para presentir que un alto porcentaje de integrantes de ancianas parejas reaccionarían:
-No queremos tanto o más que el primer día.
Uno es cortés y acepta, aceptará en silencio esta muy probable mentira, esta confusión de buena fe. Porque yo hablaba de amor, del amor juvenil y su locura. Yo hablaba de los catorce años de edad de Julieta y de su monólogo en el balcón. Lo que nada tiene ver, absolutamente nada con el insensible declive que va llevando, desde aquel primer día tan disminuido ahora por imperio de hábito, a una amistad cariñosa, en los mejores casos, a una ternura, a un agradecimiento, a una necesidad de compañía.

(Junio de 1981)