sábado, 3 de octubre de 2009

Extraido de La invencion de la soledad. Paul Auster



¿Una plegaria a quién? Quizá a nada, o a su sentido de la
vida. A la nada moderna.

tú puedes, con tus pequeñas
manos arrastrarme
a tu tumba — tú
tienes derecho


– yo
que te sigo, yo
me dejo llevar


—pero si tú
quieres, hagamos
los dos..
.
una alianza
un himeneo, soberbio


—y la vida
que queda en mí
la usaré para
*

no — nada
que ver con las grandes
muertes — etc.


— mientras sigamos
viviendo, él
vivirá — en nosotros
sólo después de nuestra
muerte él estará muerto


—y las campanas
de los Muertos tocarán por
él
*

zarpa
navega
río,
tu vida que
pasa, que fluye


*
Puesta de sol
y viento
ahora desvanecido,
y
viento de la nada


que respira

(aquí la moderna?

nada)

*

la muerte — susurra
suavemente
—yo no soy nadie —
ni siquiera sé quién soy
(pues los muertos no
saben que están
muertos — , ni siquiera que
mueren

—al menos
por los niños
— o

héroes — muertes
súbitas
pues de lo contrario

mi belleza está
hecha de los últimos
momentos —
lucidez, belleza

rostro — de lo que sería

yo, sin mí mismo

*

¡Oh! tú entiendes
que si acepto
vivir — que parezca
que te olvido —
es para
alimentar mi dolor

— de modo que este
aparente
olvido
puede brotar de un
modo más
horrible en lágrimas, en
algún momento
fortuito, en
medio de esta
vida, cuando tú
te me aparezcas

*

verdadero duelo en
el apartamento

— no en el cementerio
muebles

*

encontrar sólo
ausencia


— en presencia
de pequeñas ropas
— etc.
*

no — no

dejaré

la nada

padre — siento

que la nada

me invade