domingo, 8 de noviembre de 2009

La Cábala y las estructuras ad infinitum en la narrativa borgiana

La cábala, que no tiene intención alguna de crear nueva religión o literatura, es un método sistemático de la interpretación de la Biblia, bajo un ‘canon’ fijo e intachable, al igual que el mundo de los arquetipos en la visión platónica. Leemos en Alazraki: “Borges concibe la literatura como un texto cuyas constantes reverberaciones han producido y producirán todos los libros de esa hipotética «biblioteca to­tal». Es el caso de la Kábala, que genera toda una biblioteca a partir de un solo texto: las Escrituras.” (La prosa narrativa 432)
Para Borges la escritura, hermana del destino, era un hecho cósmico que reflejaba mecanismos tan grandes como ocultos ¿qué mejor herramienta estética, que esté más cargada de misterio, de esoterismo, de sentimientos enconados y de problemas metafísicos, que las Sagradas Escrituras?
Ahora bien, para el cabalista La Biblia es el ‘arquetipo’ de toda la palabra escrita y de toda la búsqueda mística. Por lo tanto, los escritos cabalísticos, como una extensión de la Biblia, también son obra, aunque de un modo indirecto, del Espíritu Santo. De allí que esquivaran proclamarse autores de los textos. Recordemos que Borges llegó a plantearse, aunque en un tono inminentemente irónico, la cuestión de haber entrado en la literatura por obra del Espíritu Santo.[7]
Borges siempre tuvo interés en esta concepción judía del libro y, sobre todo, del libro venido de Dios. Sin error. El filósofo francés René Guénon, cuando define al universo en su texto El simbolismo de la cruz dice:
"El universo es este inmenso libro; los caracteres del mismo libro están escritos, en principio, con la misma tinta y transcritos en la tabla eterna por la pluma divina... por eso los fenómenos esenciales divinos escondidos en el secreto de los secretos tomaron el nombre de letras trascendentes. Y esas mismas letras trascendentes, es decir, todas las criaturas, después de haber sido virtualmente condensadas en la omnisciencia divina, fueron, por el soplo divino, descendidas a las líneas inferiores, donde dieron lugar al universo manifestado." (68)
Para Guenón todos los acontecimientos deben ser considerados en lo intemporal; así están inscritos en este Libro, del que cada hombre es, por así decir, un carácter, que se identifica a un punto del tejido. En “Una vindicación de la cábala” Borges comenta: “Un libro impenetrable a la contingencia, un mecanismo de infinitos propósitos, de variaciones infalibles, de revelaciones que acechan, de superposiciones de luz ¿cómo no interrogarlo hasta lo absoluto, hasta lo prolijo numérico, según hizo la Cábala?” (Obras completas 212) Sin duda, Borges barruntó idea cabalística de La Torá como un organismo compuesto por diferentes planos en su interior. Hay quien compara el libro con una nuez, con cáscara externa, dos envolturas sucesivas y el núcleo.
Así la figura del mundo como libro tiene una abundante cronología y Borges comenta algunos aspectos de ella, tanto en la concepción musulmana y judía como en la cristiana. A la noción de un Dios, escribe, que habla con los hombres para ordenarles algo o prohibirles algo, se superpone la del Libro Absoluto, la de una Escritura Sagrada. De inmediato nos dice que, para los musulmanes, el Alcorán no es sólo obra divina sino, también, uno de sus atributos. El texto original, La Madre del Libro, está depositado en el Cielo. Esta idea o arquetipo, semejante a la concepción platónica, es invariable, inalterable, permanece sin error ni cambio, por más que los hombres la copien en un libro, lean ese libro y capten su mensaje a través de sus entendimientos. Borges afirma que los judíos fueron más extravagantes que los musulmanes porque llevaron aun más lejos el culto por las letras y las palabras. Y da, entre otros ejemplos, el del Sefer Yetsirah o Libro de la Formación:
"Revela que Jehová de los Ejércitos, Dios de Israel y Dios Todopoderoso, creó el universo mediante los números cardinales que van del uno al diez y las veintidós letras del alfabeto... Veintidós letras fundamentales: Dios las dibujó, las grabó, las combinó, las pesó, las permutó, y con ellas produjo todo cuanto es y todo lo que será. Luego se revela qué letra tiene poder sobre el aire, y cuál sobre el agua, y cuál sobre el fuego... y como (por ejemplo) la letra kaf, que tiene poder sobre la vida, sirvió para formar el sol en el mundo, el miércoles en el año y la oreja izquierda en el cuerpo." (715)