domingo, 8 de noviembre de 2009

La Cábala y las estructuras ad infinitum en la narrativa borgiana

El modus operandi del ocultismo (más que la doctrina espiritual) cautivó a Borges; la concepción de que mediante un método sistemático basado en la combinación de elementos mínimos se puede acceder a una revelación mística que en el fondo es el conocimiento y dominio de las leyes del universo.
Ahora bien, ¿Es posible atribuir un valor estético al ocultismo en la historia de la literatura? Esto es mucho más serio de lo que parece. ¿Qué problemas se presentan a la hora de abordar esta tarea? Durante siglos se ha asumido al ocultismo como una disciplina con objeto y método propios. Gran definición. Pero esto no sirve de mucho cuando se asocia lo oculto a la creación poética. Friedrich dice:
"La lírica moderna se ha convertido en algo frío. Incluso la reflexión acerca de ella es también fría. Los juicios se formulan a base de competencia téc­nica. Sin embargo, eso sigue unido a la conciencia de que la lírica es un misterio, un territorio fron­terizo conquistado a lo apenas expresable, un pro y una fuerza oculta. Pero esta fuerza se estudia como una explosión, desencadenada experimentalmente, de algo así como la energía atómica de la palabra, y no considera su misterioso lenguaje como el sorpren­dente resultado de unas combinaciones alquímicas in­tentadas por primera vez." (Estructura de la lírica moderna 240)
Para el autor, esto implica que la poesía moderna ha perdido una base metafísica sobre la cual se pueda sustentar.
La historia de la relación entre ocultismo y literatura es vasta y maravillosa. Se extiende en todas las épocas y se proyecta hacía todas las ramas del arte como una sabiduría subyacente, al margen de los particulares universos creados por las religiones oficiales, la filosofía y la ciencia. Por consiguiente, los ocultistas, herederos, junto a los poetas y los místicos, de esa primitiva imagen del mundo, dan vigencia continua a la Tradición.