Mucho antes del anochecer
entra en tu casa quien cambió un saludo con la oscuridad.
Mucho antes de amanecer
despierta
y enciende, antes de irse, un sueño,
un sueño resonante de pasos:
le oyes medir las lejanías
y hacia allí lanzas tu alma.
Paul Celan
* El que viene trae aquello desde donde viene: trae el saludo de la oscuridad: el anuncio de la noche:
el sueño:
la transparencia de las sombras.
El llamado y la inspiración de la noche, su revelación:
el poema que escuchamos.
Lo que en nosotros despierta.
* El poeta acoge callando.
La escucha se dice. El escuchar habla:
el silencio da.
* El huésped es también lo otro,
el extranjero,
lo ajeno,
lo otro como otro: lo que nos adviene.
El que no podríamos esperar porque no le conocemos, al que no podemos llamar por no saber su nombre,
por no hablar su idioma.
Por ser palabra nueva.
Es el poema el que nos habla.
En el poema, este poema, el hospedero calla. El huésped tampoco habla: hace señas:
se ausenta.
Calla.
Lo otro anuncia lo otro,
lo que se sustrae, lo que parte partiéndonos,
nos trae tras él.
* El huésped, el que viene, es el que nos lleva hasta el final,
hasta donde no sé que estoy yendo.
Recién ahí – donde me completa y me falto-
partir es lo propio.
* El poema fue el huésped,
el que abriendo el libro nos abrimos a él, el que leyéndolo dejamos entrar.
El que entrando nos habita, yéndose,
sustrayéndose,
nos nace otros:
nos lleva a lanzar el alma
hacia una lejanía más otra que todo afuera,
hacia el rebasarse de la vida,
su abrirse lenguaje: poesía:
su ser creación.
Hugo Mujica (Argentina, 1942): Poéticas del vacío