lunes, 26 de septiembre de 2011

#ella

Mayo [sin fecha]

Un rostro frente a tus ojos que lo miran y por favor: que no haya mirar sin ver. Cuando miras sin ver. Cuando miras su rostro –por pasión, por necesidad como la de respirar-, sucede, y de esto te enteras mucho después, que ni siquiera lo miras. Pero sí lo miraste, sí lo bebiste como sólo puede y sabe una sedienta como tú. Ahora estás en la calle: te alejas invadida por un rostro que miraste sin cesar, pero de súbito, flotante y descreída, te detienes, pues vienes de preguntarte si has visto su rostro. El combate con la desesperación es arduo. Buscas con urgencia en todas tus memorias pues sabes, gracias a una simétrica repetición de experiencias, que si lo recuerdas pocos instantes después de haberlo mirado ese olvido significará los más desoladores días de búsqueda. Hasta que vuelvas a verlo una vez más, y lo mires de nuevo, con renovada esperanza, decidida, esta vez, a mirarlo en serio, de verdad, y esto también lo sabes, te resulta imposible, pues es la condición del amor que le tienes.


Alejandra Pizarnik
Publicado en la Gaceta de Buenos Aires el 29 de mayo de 1996.