martes, 4 de mayo de 2010

La muerte de la muñeca pintada. Raúl González Tuñón



“Todo el mundo está siempre tiro-

neando de una. Todos parecen querer

un pedazo de una. MARILYN MONROE.)





TODOS la tironeaban.

Hollywood le arrancó el pedazo más grande.

Sólo quedaba de ella el corazón

-Un Desolado Corazón-,

la lluvia pródiga de su cabellera,

la última claridad de su mirada

y una calle de infancia y abandono.



Construida en la fábrica de sueños

se rompió como un sueño

rodando en pesadilla al césped donde yacen

los gorriones caídos y el verano.



Y fue el tocante Réquiem para una Marilyn:

Los extras acunaron la muerte de la estrella

con un terrible blues de lágrimas oscuras.