domingo, 7 de agosto de 2011

Fragmento del diario de Susan Sontag




1962

La sexualidad femenina: dos tipos. La que responde y la que inicia.

Todo sexo es tanto activo (teniendo el motor dentro de uno mismo) y pasivo (el entregarse).

El miedo de lo que la gente va a pensar –no el temperamento natural– hace que la mayoría de las mujeres dependan de ser deseadas antes de que puedan desear.

El amor como incorporación, ser incorporada. Tengo que resistir eso.

Debe sentirse la tensión en la palma de la mano, como dice el instructor de baile. No se recibe ningún mensaje si está floja.

Trate de pensar esta separación [de Irene] con esa tensión.

Así puedo dar y recibir mensajes… Para no tener que caer en alternativas como “la desesperación- fui rechazada” o “que se vaya a la mierda”.

En esta sociedad, uno debe elegir lo que a uno lo “nutre” [las palabras “caer en” deben estar tachadas], el cuerpo debe imponerse sobre la mente y viceversa. A menos que una tenga suerte o sea muy inteligente, para tratar con las dos cosas cosa que yo no era. ¿Dónde quiero dirigir mi vitalidad? ¿A los libros o el sexo, a la ambición o al amor, a la ansiedad o la sensualidad? No puedo tener ambas cosas. Ni siquiera pensar en la remota idea de tener la posibilidad de tenerlo todo al final.

Algo vulgar, feo, cobarde, contra la vida, snob en la sensibilidad de Henry James + Proust. Glamour de dinero, la suciedad del sexo.

Uno es o un escritor del exterior (Homero, Tolstoi) o del interior (Kafka). El mundo o la locura. Homero + Tolstoi- como la pintura figurativa, tratan de representar un mundo con fines de lucro sublimes, más allá de la sentencia. O-descorchar la propia locura. Los primeros son mucho más grandes escritores… Sólo voy a ser solamente el segundo tipo de escritor.