Para Michaux, los resultados de la pintura son opuestos a los de la literatura. En la primera, todo es inmediato. Hay mil trayectos a seguir. En la segunda, el camino está trazado, es único.-
Dispositivo de defensa listo en su lugar, espera. En la constancia, en la desconfianza./ Dispositif de défense en place, il attend. Dans la constance, dans la méfiance.
A lo lejos, una pizca de horizonte gris –¿el del Pasado?- como una última tormenta./ Au loin, un rien d’horizon gris –celui du Passé?- comme une dernière averse.
De verdad. Más tarde, el dibujo ya desfigurado será roto varias veces en infinitos fragmentos, después será dispersado en lugares lejanos. Es más seguro./Voire. Plus tard le dessin déjà défiguré multiplement sera déchiré en infinis fragments, ensuite dispersé en des lieux éloignés. C’est plus sûr.
En un horizonte esponjado muestra un considerable cielo en dos mitades, una etérea, la otra saturada de grandes vainas secas. /Sur un horizon spongieux montre un ciel considérable, en deux moitiés, l’une éthérée, l’autre bourrée de grosses gousses sèches.
En un mundo declarado desierto, la solemnidad se ve destronada y desterrada de las páginas de Michaux: “No alcanza toda una vida para darse cuenta de que uno no es original, que nunca lo ha sido, que no podrá serlo, que nadie lo es, hechos como estamos de un surtido de muebles pertenecientes a otros, a tantos otros.”Los elogios a Michaux provienen de los rincones más encumbrados. Para Maurice Blanchot, “es porque es el producto directo de la emoción que el mundo de Michaux es un mundo mágico”. Jean Starobinski habla del mundo fisonómico de Michaux, de su “relevamiento topográfico”, y dice que le confiere a esta creación tal evidencia “que tenemos la sensación de percibir una proximidad perturbadora, como la superficie de un planeta rozado por la cámara, el relieve de un universo donde todo es portador de expresión”. Según Starobinski, el material fundamental de Michaux es la energía; cada frase proviene de una energía previa, preliminar, un gesto que antecede y que es el mismo que lo lleva al dibujo, “gesto que tienta su suerte, que confía en sí mismo”.
De una originalidad e inteligencia sobrenaturales, Michaux nunca renunció a la incertidumbre como maquinaria de trabajo: “Me veo como un hombre que todavía no ha encontrado su métier. Como un hombre que podría no haber escrito. Lo que detesto por encima de todo es que me etiqueten.” De allí que cuando opina sobre Rimbaud y su abandono de la escritura, Michaux vuelve a delinear los diferendos fronterizos: “Para mí, no hay un caso Rimbaud. Ser traficante de armas: eso es magnífico. El se dijo: ‘Busqué algo por medio del lenguaje, y así llegué a otra cosa. Pero estoy en el final: pasemos a un nuevo ejercicio’. Eso no es renunciar. Usted sabe, no se llega nunca a nada, por ende el lenguaje no es más interesante que el resto. Trazamos fragmentos de curvas que circunscriben una región determinada, pero permanecemos siempre en la periferia”.
(Los extractos corresponden a “Caminos buscados, caminos perdidos. Transgresiones” / “Chemins cherchés, chemins perdus. Transgressions”)