sábado, 7 de noviembre de 2009

Descosida ( x 4 ). Olga Leiva


descosida
pongo los brazos en el camino
para arrastrarme hasta el cuenco del amor
sin arrepentirme
por las sombras trazadas
en el vientre de mi cuerpo

ahí mora el miedo
que también se iluminará
y como un cadáver bello
levitará bajo las manos del mago

pongo los dedos en el beso de dios
pongo los veinte dedos en el sexo
de una diosa que me está esperando
entre mis piernas

no hay otro vestido que la verdad

no hay otra forma de danzar en el viento
que ser el viento

no hay palabra más hermosa que la palabra
que se devora a cada instante para dar nacimiento
a la música de su voz

no hay demonio que se le pueda acercar
a la paz de saber que el demonio también
está en tu cuenco
y necesita volver al camino

pongo los ojos en la mano de dios

somos tres danzando en tu mirada
que lee estas palabras
que son revelación

son revelación porque cantan

son revelación porque mientras lees
te preguntas
quien soy

y yo soy las piernas que eligen
retornar al camino de la greda y el alambre

enfermas serpientes de la tierra malnacida
en nuestra infancia mientras los glaciares
hacen tronar la mecánica celeste


ahora me paro
ahora golpeo con toda la violencia
esta manera de no gritar de no cantar de no decir
ahora golpeo con toda la violencia
este detenimiento como una vacilación
que no acaba de balbucear

ahora me paro
ahora te grito con ojos de madre silenciosa
ahora te grito con manos de padre amoroso
ahora te devoro con llagas en la garganta

delicadamente te grito
un viento lejano y sabio
desde antes de los glaciares

te grito
que soy la tierra que te esperaba

si me escuchas mientras grito
sin que se mueva una onda en el cielo
toma tus manos con tus manos

aún te queda el último tiempo

para salvarte de la
gran inundación

pero pongo las manos en el camino
y el camino me enseña
que he andado sola
toda mi vida
y nadie escucha esta revelación de solsticio
nadie danza este grito de membranas

no hay nadie

vuelvo al camino con las muñecas en alto
con las rodillas rotas
con la mandíbula cosida

que el silencio sea un beso permanente
sobre tu boca
los árboles lo dicen con las ramas

dios me mira desde sus pétalos azules
y me sacude
para que no me sienta sola

pero estoy sola
acá en esta gran revelación
me pudro sola
para renacer en este mismo cuerpo
que será un palacio

todos duermen y yo grito
y nadie escucha y otro otoño avanza

y todo sucederá

prendo mis rodillas con fogatas de lo antiguo
y danzo para los árboles y las estrellas mientras gimo
todo sucederá

yo levantaré el manto que nos tapa y dejaré el agua entrar
por las puertas de todos los palacios

mi sexo será una fiesta

mi cuerpo será un jardín de delicias

mientras miro la luna en lo alto anunciar la última hora de la noche
levanto mi pelo que es largo y antiguo y tiene flores y bestias

recorto mi miedo
todos los demonios nacen de mí y vuelven a mí para morir
en mi reflejo

estoy lista dios:
ahora callo