Últimamente he ingerido demasiados demonios
he practicado por los alambres,
alambres que quemaban mi corazón
y ungúentaban mi conciencia
Conciencia dormida o muerta
me da lo mismo.
Pero no sufro
ya que todo retorna
y los cuentos de oro
habrán de convertirse en realidades de un día.
Volveré a mi y la demencia retornará al antiguo sentido
de las charlas alrededor del fuego
entre las gárgolas del templo.
La luz está muda, ahora,
cuando resuena sin estrellas.
Y el campo se vuelve un papel orgánico
para desmenuzar la pequeña historia
del miedo a lo inmenso.