A Bhuma
Aún estás ahí
detrás de tu nombre
perdida en el camino que se extendía en el deseo
en las ausencias que caían de la noche
junto a la taza de café que enumeraba el abismo.
Los relojes dormían retardando el alba
y las palabras brillaban en tus ojos
buscando las puertas del exilio
las sombras que inscribían tu ser
y el miedo que humedecía tus ideas.
Aún estás ahí
detrás de tu nombre
el mundo en la valija
y el río de Heráclito en tus manos
bajo las horas que enredaban los recuerdos.
Sentada ahí
pasaban los espejos que cubrían tu voz
los horizontes
las piedras que alimentaban tu sangre
las imágenes que tejían el tiempo.
La poesía estallaba bajo la luna de Empédocles
y te abría la puerta de fuego
donde buscabas tu cuerpo detrás de tu nombre.
Sólo fue una palabra que cayó del enigma
cuando los ojos de la memoria te vieron esa noche.
Aún estás ahí
detrás de tu nombre.