Durante sus años de cautiverio, Delara expresó sus emociones a través de la pintura y la poesía, cambiando totalmente de registro con respecto a obras realizadas con anterioridad. Su pintura pasa a ser de un impresionismo colorista, alegre y cándido a un expresionismo tan feroz y duro como la angustia que debió sentir durante esa larga espera en el corredor de la muerte.
Leopoldo Lugones: Tan fue así que, en 2007, intentó suicidarse cortándose las venas de las muñecas. Una compañera de prisión dio la voz de alarma y no logró su objetivo. Este hecho lo expresaría en una de sus obras de forma totalmente explícita, aunque también podemos intuir ese episodio traumático en sus pinturas más abstractas.
Realiza sus cuadros, a menudo, con los dedos y las uñas, usando pintura negra (carbón) para expresar su desgarro y la soledad en sus sombríos días de encierro. La cárcel no sólo la priva de su vida, sino también de los colores, a los que sólo tiene acceso en contadas ocasiones.
Leopoldo Lugones: Y cuando puede hacerlo, usa con frecuencia el color rojo sangre como único contraste con el blanco y el negro. Ella se llamó a si misma “prisionera de los colores” por su amor a la pintura. Sus figuras, emergiendo como espectros en la noche, reflejan el sufrimiento, la desesperación y la muerte. Y sus pinturas más abstractas se parecen demasiado a una herida abierta. Toda su obra es un puro grito de dolor. Es el reflejo del infierno vivido.