Hay una canción comenzada cien veces
y creo que es la imposible canción,
porque cada vez que la empiezo aparece
la voz que no alcanza mi pobre razón.
Hay una canción que se me desvanece
y deja mis labios en la tentación.
Hay que vivir para ver
cómo ha sabido crecer
tanto misterio en la flor.
Hay que vivir para ver
cuánto es difícil saber
qué signo lleva el amor.
Hay una canción que se asusta de verme,
no sé lo que dice, no sé lo que ve;
pero algo me lleva al rincón donde duerme
y me hace velarla una y otra vez.
Hay una canción que no quiere saberme
aunque deja un rastro brillante a mis pies.
Hay una canción que se va cuando llego,
—sospecho se trata de un tema total,
una ama de llaves de todos los juegos,
un pájaro eterno, un sol colosal—.
Hay una canción que me esconde su fuego.
Hay una canción que será mi final.