Escribiré sin motivo y sin consideraciones.
Agarraré cada palabra bizca y deshecha
y la haré de arcilla.
La pasaré por el fuego. Le daré aliento.
Cada palabra será un hombre.
Poblaré la tierra de palabras. Llenaré páginas de hombres.
Habrá arcilla en vez de tinta.
Escribiré sin volumen. Me cegaré.
No voy a pisar ninguna palabra.
Serán mi bastón.
No voy a buscar al hombre. Porque un hombre
está hecho de texto.
Está tejido de demasiadas palabras.
No voy a buscar al poema. Porque un poema
está hecho de carne.
Está compuesto por demasiados
tejidos y músculos y nervios.
Escribiré sin propósito y sin esquemas.
Pero nadie podrá reprocharme que no haya unido
la palabra con la arcilla, la tinta con la sangre. Además
mi falta de originalidad es buscada.
Lo novedoso y el olvido son lo mismo.
Pero mi poema está escrito.
De eso trata el asunto.