Contiene este manuscrito, de 112 folios en pergamino, un conjunto de 228 poemas (más algunos materiales complementarios), redactados fundamentalmente en latín, con algunas piezas en alemán y en francés medieval. Cuando en 1847 Johann Andreas Schmeller, otro bibliotecario muniqués, lo publica por primera vez completo, le da acertadamente el título con el que va a ser conocido a partir de ese momento: Carmina Burana. Lieder aus Benediktbeuern. Es decir, Poemas buranos. Poemas de Benediktbeuern. Esto es, en efecto, lo único que significa la denominación de Carmina Burana: Poemas procedentes de la abadía de Benediktbeuern. Fue en 1901 cuando logró establecerse el orden originario que debió seguir la rica y variada colección, posiblemente escrita en Baviera, por tres manos diferentes, hacia finales del siglo XIII.
El manuscrito enierra, quizá, una de las colecciones más importante y famosas de la poesía denominada "goliárdica", cultivada en toda Europa durante los siglos XII y XIII. De acuerdo con ello, los poemas de esta colección "Burana" pueden clasificarse en tres grandes grupos:
1. Poemas "satírico-morales", que encierran una clara actitud crítica contra la autoridad y sus representantes civiles y eclesiáticos.
2. Poemas "amatorios", en los que el tema amoroso se conjuga con frecuencia con el tópico de la primavera, la estación del júbilo y de las flores, así como el de la ausencia del amigo o de la amiga.
3. Poemas "potatoria et lusoria", es decir, canciones de taberna y dados. Como es lógico, en este apartado se entremezclan, además, los temas de los placeres de la carne y el vicio de la gula. La taberna se convierte en centro de culto, y en ella se cantan atrevidas parodias de la liturgia y de los oficios divinos, que constituyen, a veces, verdaderas blasfemias.
El músico muniqués Carl Orff (1895 - 1982) puso música en 1937 a 24 poemas de la colección. Esta obra va a alcanzar una difusión y una nombradía poco comunes. La creación de Orff, una síntesis lograda de espectáculo teatral, danza y música, consiguió, desde muy pronto, un lugar destacado en los repertorios musicales, sobre todo en los medios académicos. (Ver MILLÁN BRAVO LOZANO.: Carmina Burana, cantiones profanae. Valladolid, 1994)
Disponemos de algunas traducciones de estos poemas. Citaré para las personas interesadas las del profesor Montero Catelle titulada Carmina Burana: poemas de amor, del año 2001, la de María del Carmen Robles titulada Carmina Burana : (Cantos de Goliardo), del año 2003, y la de profesor Carracedo Fraga al gallego, con el título Carmina Burana: poemas de amor, del año 2004.
De estos Carmina Burana he elegido uno, dificil elección, in taberna quando sumus, perteneciente al grupo tercero según la clasificación que hemos visto más arriba. Quizás lo he hecho porque pertenece a los musicados por Orff, o quizás por su simplicidad. Consta de siete estrofas de ocho versos cada una, pero en realidad las estrofas no son significativas en cuanto a la estructura ya que la rima se limita a continuos pareados, aunque a veces sean cuatro los versos que riman consecutivamente. Su estructura, sobre todo la de algunas estrofas, permitió a Orff una música ágil y veloz que casi hace imposible seguir la letra recitada cuando se escucha. No hace falta decir que describe magistralmente el ambiente de una taberna de la época con gentes jugándose hasta la ropa que llevan, despreocupados de los problemas cotidianos y haciendo brindis jocosos por todas la clases sociales, para acabar dicendo que hacen lo que les gusta y que dejen los demás de meterse en sus vidas y en su forma de repartir sus ocios.
Aunque la introdución es del llorado profesor Millán Bravo, por quien vaya aquí mi recuerdo, la traducción es mía con todos los riesgos que implica.