La vida, sin nombre, sin memoria, estaba sola.Tenía manos pero no tenía a quien tocar. Tenía boca pero no tenía con quien hablar.La vida era una. Y siendo una era ninguna.
Entonces el deseo disparó su arco. Y la flecha del deseo partió la vida en dos.
Y la vida fue dos.Y los dos se encontraron y se rieron. Les daba risa verse, y tocarse también.
Entonces el deseo disparó su arco. Y la flecha del deseo partió la vida en dos.
Y la vida fue dos.Y los dos se encontraron y se rieron. Les daba risa verse, y tocarse también.
Eduardo Galeano