“Todo el mundo está siempre tiro-
neando de una. Todos parecen querer
un pedazo de una. MARILYN MONROE.)
TODOS la tironeaban.
Hollywood le arrancó el pedazo más grande.
Sólo quedaba de ella el corazón
-Un Desolado Corazón-,
la lluvia pródiga de su cabellera,
la última claridad de su mirada
y una calle de infancia y abandono.
Construida en la fábrica de sueños
se rompió como un sueño
rodando en pesadilla al césped donde yacen
los gorriones caídos y el verano.
Y fue el tocante Réquiem para una Marilyn:
Los extras acunaron la muerte de la estrella
con un terrible blues de lágrimas oscuras.