TRAGO DE SOMBRA - Zamba
Letra: Jaime Dávalos
Música: Eduardo Falú
Pídele al viento firmeza
y al río que vuelva atrás.
No me pidas que me quede,
si toda mi vida contigo se va.
Llora en la tarde el lucero;
hiere el silencio sin fin.
Por los profundos sauzales
desangra llorando su canto el crespín.
Yo te pido que nunca me tengas piedad:
envenename de amor.
Dame a beber de tus ojos
dos tragos de sombra de tu corazón.
Cuando me voy de tu lado,
crece, en la ausencia, el amor
y en la distancia comprendo,
no tiene sentido la vida sin vos.
Y si me miro en tus ojos,
siento en el alma crecer
una frescura de trébol,
que moja el rocío del amanecer.
Comentario de Cucho Marquez:
Nuevamente el tema de la ausencia, esta vez no tanto del pago o lugar de nacimiento, como del ser querido que hemos dejado.
Yupanqui, que era un viajero impenitente, llegó a la sabia conclusión de que "toda la vida es ausencia". ¿Y que ausencia puede ser más dolorosa para el poeta que la de la mujer amada?. Dávalos nos resume en dos versos muy logrados esta percepción que tiene el viajero de la ausencia: "en la distancia comprendo/ no tiene sentido la vida sin vos".
Y el remedio para este mal de mar es muy sugestivo: beber en sus ojos dos tragos de sombra de su corazón. Receta que conocen todos los enamorados, porque son los ojos de la mujer los que nos embrujan con el mágico elixir del amor. Musicalmente, hay que reconocer que la melodía grave de esta zamba se adapta perfectamente a la tesitura vocal de su autor, Eduardo Falú, cuya voz entre barítono y bajo logró aquí una de sus mejores creaciones, interpretando este lindo tema de amor .