jueves, 13 de octubre de 2011

Arpilleras de Violeta Parra.













Color Violeta


A partir de 1954 la más emblemática folclorista y cantora popular de nuestra historia, despliega su extraordinaria faceta de artesana y artista visual, realizando pinturas y más tarde cerámicas, esculturas en alambre, máscaras hechas de mosaicos de granos y arpilleras bordadas, que son la más notable expresión de su rico universo plástico, desbordantes de formas y colores asociados a significados y sentimientos precisos. Una obra expuesta en varios países del mundo, tardíamente reconocida en Chile, parte de la cual hoy se encuentra en manos de la Fundación Cardoen, que proyecta en el Parque Forestal la creación del Museo Violeta Parra.

Por Rosario Mena


Artista autónoma

Corre el año 1964 y Violeta Parra, entonces residente en París junto a sus hijos Angel e Isabel, decide tomar sus telas y partir a hablar con el Director del Museo del Louvre para hacer una exposición de su obra plástica, realizada en forma autodidacta. Así, con la misma autonomía y decisión con que enfrentó todo en su vida, Violeta se convierte en la primera artista latinoamericana que expone individualmente en este importante centro del arte mundial. 26 pinturas, 22 tapices, pequeñas esculturas en alambre y sus máscaras cubiertas con granos de arroz, con lentejas, con semillas, al estilo de un mosaico, llenan la sala del Museo de Artes Decorativas del Palacio de Louvre. La muestra se anuncia en un afiche que ella misma confecciona, bordando un gran ojo y las letras sobre una arpillera negra.

Sólo en dos ocasiones anteriores, en 1959 y en 1960, en la primera y segunda versión de la Feria Chilena de Artes Plásticas, montada en el Parque Forestal, la artista había dado a conocer al público su ingenua, colorida y expresiva obra plástica. A la muestra de París le siguen exposiciones en Suiza, en Cuba y, más tarde, nuevamente en el Louvre. Luego vendrían Madrid, Nápoles, Estocolmo, La Haya, varias ciudades argentinas y Washington. Además de las muestras realizadas en Santiago y otros lugares de Chile en distintos períodos. Violeta no fue oficialmente reconocida como artista plástica en el país hasta 1992, en que, por primera vez, se hace una retrospectiva de su trabajo en una muestra de 33 cuadros y tejidos en la estación Mapocho. En el año 2000, el Museo Nacional de Bellas Artes expone sus pinturas.

Un museo para Violeta

13 arpilleras bordadas con lana, 26 óleos en pequeño y gran formato en cartón y madera con temas de familia, recuerdos de infancia y pasajes de la historia, además de 10 obras en papier maché, componen la colección perteneciente a la Fundación Violeta Parra, creada por sus descendientes para conservar y difundir su obra plástica. El conjunto fue cedido en comodato a la Fundación Cardoen, la cual proyecta la creación del Museo Violeta Parra, que junto a esta obra, albergaría otras pertenencias y objetos ligados a la artista, tales como fotografías, cuadernos de manuscritos y cartas escritas a familiares y amigos, además de un arpa y una máquina de coser. Un patrimonio que debiera engrosarse con el aporte de piezas que hoy se encuentran en manos de privados.

Una exposición en la Municipalidad de Santiago, otra en el pueblito de Los Domínicos y otra en el Museo de Vichuquén, han servido de antesala a esta gran empresa. Parte de la colección se encuentra actualmente en el Museo de Santa Cruz, de propiedad de Cardoen, mientras que algunos óleos y arpilleras recién regresan a Santiago, tras exponerse en Brasil, en un festival de arte sudamericano y en el Museo de Arte Contemporáneo de Campo Grande.

El Museo Violeta Parra, con un proyecto del arquitecto Cristián Undurraga, ocuparía el edificio de El Castillito, ubicado en el Parque Forestal, sumando a éste una nueva construcción de 545 mt2, que pretende acoplarse respetando la jerarquía urbana y el valor patrimonial del antiguo edificio. Salas de exposición permanente de la obra de Violeta; un pequeño auditorium destinado a la exhibición de material audiovisual relativo a la artista, además de representaciones teatrales o musicales; una cafetería restaurante; una sala de exposiciones temporales y una tienda con libros, música y distintos tipos de reproducciones de Violeta Parra, forman parte del proyecto.