IV
Los Puentes de mi conciencia
están desplegados de sus extremos
y flotan en el aire tibio
como cosas dispersas.
Unas tremendas manos vacías
sobresaltan mi soledad
haciéndola aún más inexistente
pronunciando a tientas
las sucesivas muertes de mi alma,
mi alma de jarrón.
Hoy veo sólo la espuma
sobre la que retozan
los enternecidos desechos de mi esqueleto.
VII
Voy a escribir un cántico
en el que la luz se funda
en el que el desierto llore
y los cielos se ondulen.
Voy a pronunciar la palabra.
Escribiré la carta para mis amigos
el grito para mis sombras
la primera raída y la última.
Encontraré tu corazón del otro lado
en el punto donde todo se junte
pues recogeré tu poema
y descansaré tu cuerpo.
Voy a buscar a la muerte para nacerla.
Alejaré de mi propia vaguedad el vórtice.
Voy a cantar a la luna rosa
Haré un verso
Prometerá mi calma.