lunes, 25 de junio de 2012

Diálogo entre Hemingway y Gil Pender extraído de la película " Medianoche en París " de Woody Allen


Hemingway: La misión era tomar la colina. Éramos cuatro, cinco contando a Vicente, pero había perdido una mano al estallar una granada y no podía luchar como lo hacía cuando le conocí. Y era joven y valiente, y la colina estaba encharcada de tanta lluvia, y el camino descendía, y había muchos soldados alemanes, y se trataba de apuntar al primer grupo y con puntería certera, retrasarles.

 Gil Pender: ¿Tenía miedo?

Hemingway: ¿De qué?

  Gil Pender: De que le mataran.

 Hemingway: No escribirá bien si tiene miedo a morir. ¿Lo tiene?

Gil Pender: Si, lo tengo. Yo diría que es quizá mi mayor miedo realmente.

 Hemingway: Es algo que le ha pasado a todos los hombres y a todos les pasará.

 Gil Pender: Lo sé, lo se…

 Hemingway: ¿Ha hecho el amor con una auténtica gran mujer?

Gil Pender: La verdad es que mi novia es bastante sexy.

 Hemingway: ¿Y cuando hace el amor con ella siente una pasión bonita y veraz, y al menos en ese momento pierde el miedo a la muerte?

 Gil Pender: No, no suele ocurrirme…

 Hemingway: Creo que el amor que es veraz y real crea una tregua con la muerte, la cobardía viene de no amar o no amar bien, que es lo mismo. Y cuando el hombre que es valiente y veraz mira cara a cara a la muerte como cazadores de rinocerontes que conozco, o Belmonte, que es valiente de verdad; como aman con suficiente pasión apartan a la muerte de su mente, hasta que vuelve como hace con todos los hombres, y es hora de volver a hacer el amor de verdad. Piénselo bien.


 

domingo, 17 de junio de 2012

CARTAS DE VIRGINIA WOOLF A VITA SACKVILLE-WEST


Martes 5 de enero 1927

 " ¿Por qué piensas que no siento o que hago las frases? “Frases encantadoras”, dices, que le roban la realidad a las cosas. Es todo lo contrario. Siempre, siempre trato de decir lo que siento. Por alguna razón, todo es aburrido y triste. Te he echado de menos. Te echo de menos. Te echaré de menos. A medida que te alejas me resulta más difícil visualizarte, y pensar en ti con fondo de pirámides y camellos me abruma un poco. Pero vamos a dejar eso y a concentrarnos en el presente ¿Qué he hecho? He sido muy laboriosa. Creo que en parte debes haber desorganizado mi vida doméstica, porque en cuanto te fuiste cayó sobre mí un torrente de obligaciones. No tienes idea la cantidad de colchones, mantas, sábanas, fundas y enaguas que he tenido que comprar.(...) En cuanto a mis encuentros, no me he enamorado de nadie… aunque ésa no es mi línea exactamente. ¿Lo habías adivinado? No soy fría; no soy farsante, ni débil, ni sentimental. Qué soy. Quiero que me lo digas tú.…Voy a tener un pequeño grupo dramático. Me gusta la profusión de esas pobres criaturas: pintadas e irreales, todas desesperadas porque no tienen trabajo o están enamoradas. Creen que soy una gárgola grotesca, semihumana, rígida como un demonio en una catedral. A ellas les parece increíblemente excitante que yo mueva las piernas y hable como un libro. Pero no durará mucho. Es parte de mi esnobismo adornar toda la sociedad salvo la mía propia. Pero (volviendo a tu carta) siempre supe que eras distante. Sólo que me dije: insisto por pura amabilidad. Con ese objetivo fui a verte.

 * Abre el primer botón de tu blusa y allí me verás anidando, como una ardilla de hábitos inquisitivos pero de todos modos adorable."

 2 de Febrero de 1927

 "No hubo carta tuya ni hoy ni ayer. Me desperté muy melancólica en medio de la noche. Se está yendo el efecto de mi narcótico. ¿Por qué se ríe de mí la gente?, pregunto. Sabes, es una gran cosa ser un eunuco, como yo; quiero decir, no saber cuál es el derecho o revés de una falda, eso hace que las mujeres confíen en mí. Aquí en mi cueva, veo las cosas cuya luz vosotras, criaturas resplandecientes, ocultáis tras vuestra luz. No, no tengo un resfriado pero estar aquí escribiéndote en medio de todo este desorden, es como tener uno. Hasta el momento no he podido abrir un libro sin ser interrumpida. Y luego tú no estás… Me encuentro a merced de la gente, sola. Como un objetivo lamentable, incapaz de expresar sus necesidades. Cómo me has desmoralizado. En cierta época yo era una mujer vigorosa, pero ahora todo me resulta frágil y laborioso mientras pierdo el tiempo levantando la tapa de mi cerebro para ver si hay allí un pez flotando, un nuevo libro. No, por el momento no hay nada."

 6 de Marzo de 1927

 "(...)Han surgido dos mujeres extrañas: una de ellas es una mala cantante, que me pide vaya a verla en la cama ¿lo haré? La otra ¡qué importa! Yo quiero a Vita; quiero al insecto, al crepúsculo. Dejo ésta abierta a la espera de las tuyas. Ninguna. Ahora debo terminar esta carta. Y no he dicho mucho de nada ni te he dado una idea de las altísimas y aterradoras olas y los profundos pozos infernales a los que asciendo y desciendo en pocos días. Como todos. Subimos y bajamos violenta, incesantemente, y me siento algo avergonzada, ahora que trato de escribirlo, de ver qué minúsculo egoísmo hay en el fondo de todo eso, por lo menos en mi caso: que no puedo escribir mi novela, que debo salir a tomar el té, que tendría que comprar un sombrero. Ah, pero también está Vita. Quererla no es un egoísmo minúsculo. ¿Sabes que esta mañana sufrí un verdadero golpe de decepción? Estaba segura de que tendría una carta tuya, la abrí, y en su lugar encontré la carta de una mujer que hace diez años se sentó frente a mí en un ómnibus azul y que ahora quiere venir a hacer un busto mío. Pero la adulación implícita me enfadó tanto, que otra vez estuve maldiciendo: no hay intimidad, siempre hay gente que viene y no hay carta tuya. ¿Por qué no? Sólo una nota y un gemido salvaje y melancólico a lo lejos.Y tampoco ninguna fotografía. Adiós, queridísima criatura lanuda.

 * Es increíble lo esencial que te has vuelto para mí… Maldita seas, criatura mimada. No conseguiré que me ames más traicionándome así."