domingo, 21 de noviembre de 2010

Puss in bots. El gato con botas.




Érase una vez un viejo molinero que tenía tres hijos. Acercándose la hora de su muerte hizo llamar a sus tres hijos. "Mirad, quiero repartiros lo poco que tengo antes de morirme". Al mayor le dejó el molino, al mediano le dejó el burro y al más pequeñito le dejó lo último que le quedaba, el gato.

Dicho esto, el padre murió. Mientras los dos hermanos mayores se dedicaron a explotar su herencia, el más pequeo cogió unas de las botas que tenía su padre, se las puso al gato y ambos se fueron a recorrer el mundo. En el camino se sentaron a descansar bajo la sombra de un árbol. Mientras el amo dormía, el gato le quitó una de las bolsas que tenía el amo, la llenó de hierba y dejó la bolsa abierta.

En ese momento se acercó un conejo impresionado por el color verde de esa hierba y se metió dentro de la bolsa. El gato tiró de la cuerda que le rodeaba y el conejo quedó atrapado en la bolsa. Se hecho la bolsa a cuestas y se dirigió hacia palacio para entregársela al rey. Vengo de parte de mi amo, el marqués Carrabás, que le manda este obsequio.

El rey muy agradecido aceptó la ofrenda. Pasaron los días y el gato seguía mandándole regalos al rey de parte de su amo. Un día, el rey decidió hacer una fiesta en palacio y el gato con botas se enteró de ella y pronto se le ocurrió una idea. "¡Amo, Amo! Sé cómo podemos mejorar nuestras vidas. Tú solo sigue mis instrucciones." El amo no entendía muy bien lo que el gato le pedía, pero no tenía nada que perder, así que aceptó. "¡Rápido, Amo! Quítese la ropa y métase en el río." Se acercaban carruajes reales, era el rey y su hija.

En el momento que se acercaban el gato chilló: "¡Socorro! ¡Socorro! ¡El marqués Carrabás se ahoga! ¡Ayuda!". El rey atraído por los chillidos del gato se acercó a ver lo que pasaba. La princesa se quedó asombrada de la belleza del marqués. Se vistió el marqués y se subió a la carroza. El gato con botas, adelantándose siempre a las cosas, corrió a los campos del pueblo y pidió a los del pueblo que dijeran al rey que las campos eran del marqués y así ocurrió. Lo único que le falta a mi amo -dijo el gato- es un castillo, así que se acordó del castillo del ogro y decidió acercarse a hablar con él. "¡Señor Ogro!, me he enterado de los poderes que usted tiene, pero yo no me lo creo así que he venido a ver si es verdad."

El ogro enfurecido de la incredulidad del gato, cogió aire y ¡zás! se convirtió en un feroz león. "Muy bien, -dijo el gato- pero eso era fácil, porque tú eres un ogro, casi tan grande como un león. Pero, ¿a que no puedes convertirte en algo pequeño? En una mosca, no, mejor en un ratón, ¿puedes? El ogro sopló y se convirtió en un pequeño ratón y antes de que se diera cuenta ¡zás! el gato se abalanzó sobre él y se lo comió.

Puss in Boots - El Gato con botas

En ese instante sintió pasar las carrozas y salió a la puerta chillando: "¡Amo, Amo! Vamos, entrad." El rey quedó maravillado de todas las posesiones del marqués y le propuso que se casara con su hija y compartieran reinos. Él aceptó y desde entonces tanto el gato como el marqués vivieron felices y comieron perdices. ♥

Fairy Tales . Cuentos de Alejandra Valencia Olarte






Me hice cargo de tu luz.

martes, 9 de noviembre de 2010

Anna Pavlova. Cluster & Eno




Belleza ...

Guitarra Negra. Alfredo Zitarrosa.



Cómo haré para tomarte en mis adentros, guitarra... Cómo haré para que sientas mi torpe amor, mis ganas de sonarte entera y mía... Cómo se toca tu carne de aire, tu oloroso tacto, tu corazón sin hambre, tu silencio en el puente, tu cuerda quinta, tu bordón macho y oscuro, tus parientes cantores, tus tres almas, conversadoras como niñas... Cómo se puede amarte sin dolor, sin apuro, sin testigos, sin manos que te ofendan... Cómo traspasarte mis hombres y mujeres bien queridos, guitarra; mis amores ajenos, mi certeza de amarte como pocos... Cómo entregarte todos esos nombres y esa sangre, sin inundar tu corazón de sombras, de temblores y muerte, de ceniza, de soledad y rabia, de silencio, de lágrimas idiotas...

Allanamiento
Hoy anduvo la muerte buscando entre mis libros alguna cosa... Hoy por la tarde anduvo, entre papeles, averiguando cómo he sido, cómo ha sido mi vida, cuánto tiempo perdí, cómo escribía cuando había verduleros que venían de las quintas, cuando tenía dos novias, un lindo jopo, dos pares de zapatos, cuando no había televisión, ese mundo a los pies, violento, imbécil, abrumador, esa novela canallesca escrita por un loco... Hoy anduvo la muerte entre mis libros buscando mi pasado, buscando los veranos del 40, los muchachitos bajo la manguera, las siestas clandestinas, los plátanos del barrio, asesinados, tallados en el alma... Hoy anduvo la muerte revisando mi abono del tranvía, mis amigos, sus nombres, las noches del Café Montevideo, las encomiendas por la Onda con olor a estofado, revisando a mi padre, su Berreta, su Baldomir, revisando a mi madre, su hemiplejia, al Uruguay batllista, a Arístides querido, a mis anarcos queridos bajo bandera, bajo mortaja, bajo vinos y versos interminables... Hoy anduvo la muerte revisando los ruidos del teléfono, distintos bajo los dedos índices, las fotos, el termómetro, los muertos y los vivos, los pálidos fantasmas que me habitan, sus pies y manos múltiples, sus ojos y sus dientes, bajo sospecha de subversión... Y no halló nada... No pudo hallar a Batlle, ni a mi padre, ni a mi madre, ni a Marx, ni a Arístides, ni a Lenin, ni al Príncipe Kropotkin, ni al Uruguay ni a nadie... ni a los muertos Fernández más recientes... A mí tampoco me encontró... Yo había tomado un ómnibus al Cerro e iba sentado al lado de la vida... Pasé frente al Nocturno y la vida había pintado unos carteles... Pregunté en una esquina por la hora, y en la bolsa del hombre que me dijo la hora iba la vida, junto con su almuerzo... Hoy dejaré las puertas y las ventanas de mi casa abiertas... y la noche entrará por todas las ventanas de mi casa, por todas las ventanas de todo el barrio, por todas las ventanas de todos los cuarteles y de todas las cárceles, por todas las ventanas de los hospitales... la noche entrará, cabeceando, saltará para adentro, sombra a sombra a la luz del farol... y se echará en el piso como un perro... y aguardará hasta la madrugada... Hoy... dejaré las puertas y las ventanas de mi casa, abiertas, para siempre...

La casa
... Mi corazón está mejor sitiado que mi casa... mi casa, más cercada que mi barrio... mi barrio, cercado por mi Pueblo... En mi barrio vive el Presidente, cercado por un muro casi derrumbado...




En la punta del agua... una flor blanca, luminosa, de quince dólares, se hace chispa, se abulta, se diluye, chorrea entre otras flores más pequeñas, llora, se agita, la catapulta el chorro de agua y sube como bola en el aire... Está naciendo siempre, mientras el agua canta en esa fuente de la boîte... Entre aplausitos, al compás de la orquesta, blanda flor blanca, acuosa, nostalgiosa en el aire... subida en los aplausos como espitada, hendida, empitonada... gime y llora en la noche, tira estrellas bailando bajo el humo, renace, llora por el chorro azul-blanco de la fuente como si fuera planta que la cría -y que no es-... y sin embargo, así seguirá abriéndose, muriendo, hinchándose y flotando, mientras duren la noche, su belleza infantil de ingeniería, su blando corazón bajo el foquillo fijo y lechoso... el gringo, el chorro de agua a precio, el aire de importación, esas hembras, el mozo, esos señores...

Mis alas
... Hace un buen rato ya que doy trabajo y vengo acostumbrándome al desuso de mi alma, a la razón del enemigo, a mis sesenta cigarrillos diarios, a las malas costumbres de mis canciones, que de algún modo siempre fueron nuestras, vos lo sabés, Guitarra Negra... Hoy reanudo en un cómico enderezo la hora de ayer parada en su nostalgia Me hacen sufrir las alas que me puse para volar, mas grito y se alzan, gimo y me acompañan, río y baten de a dos, como que están amándose y se odian sin embargo mis dos alas... se odian, se enderezan, se hacen amigas mías para llevarme por todas partes: allá está la canción, aquí la nada... más allá el Pueblo y más acá el Amor... Pero el Pueblo está también más acá... y antes estaba allá también, detrás del Pueblo el Pueblo... Hemos viajado por todos mis caprichos y el Pueblo osando (sic) el piso, amándose con alas como las mías... odiando su destino, odiándome y amándome sin alas, con millones de pies, con manos y cabezas y lenguas... y sus mil bocas dicen: "ahora, la suerte ya está echada..."

La mariposa
La mariposa viene hacia mí en la calle, en el aire húmedo, por el aire húmedo bailando, por el aire agobiante, ominoso, bailando en el aire caliente... y yo vi que no era a mí a quien buscaba sino a la muerte... y que no buscaba la muerte también vi, porque no era mariposa de la ciudad de hierro, ni nacida para eso... sino que era mariposa nada más, en la ciudad, presa y ya muerta de antemano, fatalmente... buscando en ese bailar loco y frágil un ala, un grano, una pizca de polen en el cemento... Porque la mariposa nace y no aprende nada hasta que muere en cualquier sitio, herida de muerte por su semana justa, por su tiempo preciso, por su sorbito de vida ya bebida... Eso no es tan triste... triste es ver su cadena de huevos en el hollín, depositados junto a un río de aceite, a la sombra de las altas paredes de cemento... Su cadena de huevos de seda...

Hago falta
Hago falta... yo siento que la vida se agita nerviosa si no comparezco, si no estoy... Siento que hay un sitio para mí en la fila, que se ve ese vacío, que hay una respiración que falta, que defraudo una espera... Siento la tristeza o la ira inexpresada del compañero, el amor del que me aguarda lastimado... falta mi cara en la gráfica del Pueblo, mi voz en la consigna, en el canto, en la pasión de andar, mis piernas en la marcha, mis zapatos hollando el polvo... los ojos míos en la contemplación del mañana... mis manos en la bandera, en el martillo, en la guitarra, mi lengua en el idioma de todos, el gesto de mi cara en la honda preocupación de mis hermanos.

Exhortación y propósitos
Cómo haré para tomarte en mis adentros, guitarra, guitarra negra... Dice Enrique, mi hermano, que hay cierto perro hundido que se lame mansamente y nos lame, lamiéndose, una herida quieta allá al fondo, sentado en su escalón... Y dice más mi hermano el otro Enrique, en Praga: dice que amarte con certeza, hacerte enteramente hembra, darte lo que de vida tengan mis urgencias, será amar más y más a Jaime; amarlo, más de veras... por su alma, su propio perro mordedor bajo el garrote, el cable, el puñetazo, la bolsa de arpillera, el plantón y el insulto... la olvidada mejilla que no ponen ni él ni nadie a golpear... sino con hambre y Rita y José Luis, por Gerardo y Raúl y Rosa y Sara y Mauricio... y por todos nuestros muertos... Y he sabido, guitarra, que este otro perro que criaste, ladrador, campesino, a veces manso o vigilante, que roe su propio hueso en la penumbra y gruñe... cual casi todo perro popular, vagará por tus anchas veredas, tus milongas sangrantes... hasta morir también... tal vez un día... de soledad y rabia... de ternura... o de algún violento amor; de amor... sin duda.

Vamos a Sansueña



    El lunes 15 de noviembre...como hace unos años ya..vamos a estar festejando el cumple de Eduardo Darnauchans..la idea es juntarnos varios artistas..amigos...conocidos..público seguidor de Darno..todo el que tenga ganas..a festejar!!
Varios artistas estarán cantando canciones de Darno..
La entradas es GRATUITA!
    Espacio Guambia 25 de mayo 591
Solo queremos festejar!!
Los espramos
    

lunes, 8 de noviembre de 2010

Queda muy poco de mi. Andy Chango.





Te guardo el corazón en un vaso con formól, lalalala lalala

Ya Ummi. My mother. Sami Yusuf.




Mum I love u =)

Esta carta se dio a conocer en "De Borges a María Kodama"



¿Qué era para nosotros el arte? Era la mágica posibilidad de percibir la realidad a través de sonidos, de colores, de texturas que, transmutados por la alquimia de la creación, ofrece el espejismo de otra realidad.

Era la emoción compartida, porque usted supo, cuando al pie de la escalinata del Louvre alcé los ojos y descubrí a la Victoria de Samotracia, que en ese instante, anulado el tiempo, se superponía a esa escultura la imagen de una lámina en un libro de arte que mi padre me regaló. Con ese libro, me dio, a los cuatro años, sin que yo lo supiera, la primera lección de estética de mi vida. Me enseñó qué era la belleza. Recuerdo que, ante mi desencanto porque la figura no tenía cabeza, un rostro, con la infinita paciencia me dijo que observara los pliegues de la túnica agitados por la brisa del mar. Detener en ese movimiento, para la eternidad, la brisa del mar, eso era la belleza. El arte y sólo el arte podía lograrlo.

No lo olvidé nunca; esto signó de algún modo mi vida y se proyectó en lo que sería nuestra relación. Nuestra decantada relación, que fue pasando, a través del tiempo, por distintas facetas hasta culminar en el amor que nos habitaba mucho antes de que usted me lo dijera, mucho antes de que yo tuviera conciencia de mis sentimientos.

Ese amor que, revelado, fue pasión insaciable para colmar el sentimiento vago, indescifrable, que experimenté por usted siendo niña, cuando alguien me tradujo un poema dedicado a una mujer a la que amó años antes de que yo naciera. A esa mujer a la que le decía:

I can give you my loneliness, my darkness, the hunger of my heart;
I am trying to bribe you with uncertainty, with danger, with defeat.

Ese amor del que fue dejando trazas a lo largo de sus libros, sin decírmelo, hasta que me lo reveló en Islandia. Ese amor protegido, como en la "Völsunga Saga", por un mágico círculo de fuego, cuyo resplandor nos ocultaba de las miradas indiscretas, para poder ser Ulrica y Javier Otárola, nombres que elegí, de todos los que nos dábamos, para grabarlos en la estela de piedra que señala el punto desde el que su alma entró en el Gran Mar, como llamaban a la muerte los florentinos; pero que, a la vez, relata nuestro encuentro. Aunque parezca una paradoja, la muerte y la vida no son signos opuestos, sino que son un solo fluir, y el vínculo entre el ser que parte y el que queda es el amor.

Por eso, cuando me trajeron el proyecto para hacer una exposición de pintura inspirada en las obras que usted me dedicó, sentí temor de esa materialización que sus palabras sufrirían al convertirse en motivo de inspiración para otros creadores. Sin embargo, reflexioné en la intensidad de los momentos que vivíamos en los museos, a lo largo y a lo ancho del mundo, y pensé que esa podía ser una maravillosa alquimia que exaltaría el Amor buscado a tientas por dos almas aún sin nombres, que fueron, son y seguirán siendo un hombre y una mujer, Tristán e Isolda, Dante y Beatriz, Frida Kahlo y Rivera, Ulrica y Javier Otárola, poco importa cómo se llamen, si en el encuentro sienten que se pertenecen con esa llama de pasión inextinguible que no se consume, sino que da fuerzas para sentir que, aun en el infierno, como Paolo y Francesca, ese castigo no es terrible porque lo comparten. Hasta el infierno es ilusorio, como es ilusorio el mundo, para los que se aman, porque sólo ellos existen.

Esa dinastía que no se hereda ni se compra es un desafío y un don que debe preservarse a lo largo del tiempo de nuestra vida y más allá aún, a través de los siglos, por la magia del arte.

Desde el centro de nuestro jardín secreto se alza esa llama que pertenece a la dinastía de los amantes. A partir del encuentro, gracias al acordado movimiento de los astros, o al azar, según queramos, sigue construyéndose esa invisible cadena que, transmutada en arte o por el simple hecho de existir, hará que las nuevas generaciones sigan creyendo en la armonía del mundo, a pesar de todo.

Esa llama que espero sea como un faro cuya luz alcance el inimaginable confín del universo, para que si algo, de alguna forma, persiste del alma humana, le llegue y sienta que se llama, hecha de amor, de lealtad, de pasión, que una vez compartimos, sigue viva en mí para usted "for ever, and ever... and a day".



* María Kodama, a Jorge Luis Borges

Esta carta se dio a conocer en "De Borges a María Kodama"

Homenaje en el Centro Cultural Recoleta.

Del 30 de noviembre al 24 de diciembre de 1995.

Incluyó obras de 42 artistas plásticos, quienes trabajaron sobre textos de Borges.

Kodama Y Borges.








Show de los muertos. Charly García


Yo crecí con sonrisas de casa cielos claros y verde el jardín.

Y qué estoy haciendo acá en esta calle con hambre.

Cuantas veces tendré que morir para ser siempre yo?
...
Y no es el que duerme tranquilo despues de asesinar sin saber y ríe en su casa

con el cuerpo limpio de muerte en su espalda.


Cúanto tiempo más llevará ? Serú Girán




Con el tiempo vas cambiando y tus ojos van mirando más allá ...


Ilusiones, letras de cristal.. simulando que sabés adónde estás ... lala lalala laallaaaaaa

Me encanta !!

Un poema de Arseni Tarkovski





Fuimos llevados hacia el más allá,
y se abrían ante nosotros, como por encanto,
las ciudades milagrosas, y nos invitaban a pasar,
la menta se extendía bajo nuestro pies,
las aves seguían nuestro camino,
los peces remontaban nuevos ríos,
y el cielo se abrió ante nuestros ojos...
Mientras seguía nuestra huellas el destino,
como el loco, armado de una naranja.

El Presagio. Jorge Fandermole





Palidecerá tu fina piel no escrita todavía,
tu rostro sagital sin huellas, sin historias ni medidas;
y así, desmantelado sobre el muelle de una alfombra,
el tibio pecho rojo de una presa herida.
Una y otra vez cruzábamos el alma en las esquinas.
Yo iba tras tus pies, sediento y agotado por la prisa.
Y en una calle, al sur de los secretos, un panal
nos vuelve a ver brillar como un lejano día.
Amor, te dije, volarás
alto y lejos desde donde no se gira
por no ver que lo que hay atrás
es arquitectura desvanecida.
Y algo de la luz de aquellos años
viene a redimirnos con sabor
de sangre de los ángeles que fuimos
cuando aún no podíamos morir.
Se quemó el amor como se quema toda cosa viva,
con intenso calor hasta desaparecer en la ceniza;
los cuerpos, la memoria y la locura de los dos
hoy son estas dos blancas estatuas de tiza.
Si nada dura, nada importa tanto y nada es necesario,
y los recuerdos son como noticias en los viejos diarios,
por qué está tu fantasma destilándose ante mí,
por qué me quita el aire lo que estoy cantando.
Amor, te dije, volarás...

Que paseo de noche ... Pedro Salinas


¡Qué paseo de noche
con tu ausencia a mi lado!
Me acompaña el sentir
que no vienes conmigo.
Los espejos, el agua
se creen que voy solo;
se lo creen los ojos.
Sirenas de los cielos
aún chorreando estrellas,
tiernas muchachas lánguidas,
que salen de automóviles,
me llaman. No las oigo.
Aún tengo en el oído
tu voz, cuando me dijo:
“No te vayas”. Y ellas,
tus tres palabras últimas,
van hablando conmigo
sin cesar, me contestan
a lo que preguntó
mi vida el primer día.
Espectros, sombras, sueños,
amores de otra vez,
de mí compadecidos,
quieren venir conmigo,
van a darme la mano.
Pero notan de pronto
que yo llevo estrechada,
cálida, viva, tierna,
la forma de una mano
palpitando en la mía.
La que tú me tendiste
al decir: “No te vayas”.
Se van, se marchan ellos,
los espectros, las sombras,
atónitos de ver
que no me dejan solo.
Y entonces la alta noche,
la oscuridad, el frío,
engañados también,
me vienen a besar.
No pueden; otro beso
se interpone en mis labios.
No se marcha de alli,
no se irá. El que me diste,
mirándome a los ojos
cuando yo me marché,
diciendo: “No te vayas”.

Colera de suicidas



Quien se hace digno de cabezas fuego?



Nadie podrá vivir con la culpa…



Soy un vasto bosque por el océano



Flotante de islas y cerros gotas.



Ahí débil y cansado de lupas de pueblo



Donde el meticuloso reloj llora agujas.



Con el campanario roto y mudo en singulares



Sin poder encontrarme en brújulas opacas



Soñando con reírme más en llanto.



Ajaba los pergaminos de verdades



No podrías entender mi frivolidad latente



Más que contentar mi carne con tu humedad



Y secar mi alma en esas sombras congeladas



Pero vos y yo sabíamos mejor que eso…



Susurrábamos palomas al oído amputado.



Contemplamos a Frida y Platón!



Estábamos tan oscuros como queríamos morir.



Honorando imágenes santas y plumas.



Sin sentir la vida del pan de cada día



Cortábamos nuestros puños para sentirnos



Y el edredón ya no abrigaba las canelas…



Estábamos atados a servilletas con espinas



Y dementes de la racionalidad católica.



Pero amándonos en éxtasis de Ondiles y algo mas…



Solo queríamos sentir y me seguías.




jueves, 4 de noviembre de 2010

La muerte. Jose Carbajal el Sabalero

Me enrosco en tus ancas fuertes


Y en tus ternuras mi negra


Me gusta vivir la vida


Entregándome a la suerte


Pa no tener tanto miedo


Cuando me abrace la muerte




Será porque tengo el cuerpo


Llenito de madrugadas


Que busco una muerte viva


Jamás una muerte mansa


O será que no se eligen


Estos barullos del alma





Atrás de la enamorada


anda el que esta enamorando


Detrás de mi vida negra corren


los que van matando




Con chorros de mariposas


Enamoramos la vida


Entre sabanas calientes


Promesas y despedidas


Y bajo de cada retaso


Anda la muerte escondida






Angelitos de bosteco


Ventanita de un verano


Me enseñaste la tristeza


Cuando soltaste mi mano




Quedaras con los mariachis

Cantaras en las trompetas

Y yo me marcho solito

Llorando por que me cuesta




La muerte no tiene manos

La vida se las quito

Pero le dejó la boca

Y le dice ven mi amor



Muerte que anda de amargura

Como si se lo pidiera

Déjeme un ratito solo

Pa arreglarme con mis penas



Le juro que si se ensaña muerte

Con mi corazón

El día que me caliente

Entro a perseguirla yo



Con quien,

Con quien se moja la muerte

Que nunca,

Que nunca chupa con migo

Y amigo de buena vida

No le importa ni un comino



A donde se va la muerte

Que salio en punta de pie

No me interesa compadre

Ya lo sabremos después



La muerte andaba rondando

Quien sabe donde andará

No me dejes alegría

No te vallas vida mía

Que esta puta, vieja y fría

Nos tumba sin avisar




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Capítulo 68. Rayuela



«Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, las esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.»

martes, 2 de noviembre de 2010

Poemas. Alejandro Ferreiro.



1.

en el Museo de la Imaginación
el visitante es un ser prescindible
y la institución funciona perfectamente
sin la necesidad de funcionarios


2.

el aspecto rudo
de un hombre tosco y honrado
gotea de un tubo a otro

se corta
y arranca

se corta
y arranca

se corta
y arranca

se corta

ante la risa del carcelero
veo caer los párpados de mi padre


3.

este muerto no saldrá en los avisos fúnebres
ningún periódico
imprimirá su nombre

la suerte estaba echada de lado
en posición fetal

las cosas se pueden torcer
de un momento a otro
y el azar
perder un ojo

por una cuenca vacía
se puede filtrar la vida


4.

el futuro es de la imaginación

este verano pusimos un negocio
y comerciamos amor

la temporada fue excepcionalmente breve
y las puertas del local permanecieron abiertas día y noche

el libre mercado nos favoreció
y como lo nuestro estaba siendo atendido por sus propios dueños
prosperamos bajo el manto solar

colgamos en la pared la filosofía empresarial:
hoy nos fiamos, mañana no

el futuro es de la imaginación


5.

el avión se mueve mucho
la señora que está a mi lado dice:
el otro día viajé por Varig y no se movió nada.

busco tranquilizarla: es cuestión de segundos, todo acabará pronto.
me mira horrorizada
y el avión vuelve a tambalearse

yo escribo esto
y ella se toma la cabeza mirándome con espanto
debe pensar que garabateo mi testamento

cuando está pronta para llorar
el avión se estabiliza y ella sonríe con ganas
ahora parece una niña feliz y yo un padre orgulloso

dejo de escribir
ya no tiene sentido